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25.Jun.15

 
 

 

         
  Carlos Santibáñez Andonegui

 

 

 

 

 

 

 

 

     

LA POESÍA EN LA ERA DEL SÁLVESE QUIEN PUEDA

 

 

Rueda Viva (Cinco poemarios), Quebrantos, de Elisa Buch, Siguen al Día, de Chungtar Chong López, Páginas en la mano, de Maria Helena Leal Lucas, A voz en cuello, de Francis Mestries y Todos somos cártel, de Raúl Tapia. Dibujos con tinta china y acrílico ex profeso de Chungtar Chong López, Editorial Amanuense.

 

 

Estamos ante el “Sálvese Quien Pueda”: de eso no cabe duda. La objetividad se pierde por el objeto de consumo, que más que responder a un signo, se resigna a dejar de ser él, para consumir en él el proyecto que nos venden. El proyecto se “resigna”. (Baudrillard) Pero hacer poesía, por extraño que parezca, es saberlo a priori, estar más allá. Sin esa posibilidad de trascender la mentira no habría inmortales. Todos habrían tenido que leer a Derridas desde Homero. Nos guste o no, el poeta es aquel que, antes de que los labios de Baudrillard lo dijeran, ya lo sabía, y de cierta manera, aunque esté vivo, ya murió. Miguel Ángel trazó el círculo perfecto, y se fue confiado a la otra vida; si hubiera sabido todas las ecuaciones y funciones algebraicas y geométricas que su trazo implica, se habría vuelto a morir del susto. El poeta  “no viene a ver si puede, sino porque puede, viene”, según reza la canción, y no debe perder su ritmo interior, comprometer dos amplios continentes aún vírgenes: la justicia y la cordura.

Conocedora de estos nudos de la poesía, como quien trae en el alma el taller de una Dolores Castro, Elisa Buch nos dice ¿qué hay en las palabras? ¿en la tierra que ellas han abonado? “¡Hay dolor en la tierra amarillenta!/ ¡hay recuerdos!:/ templos ceremoniales amodorrados”.

Es así como salva para nosotros, seres de amor y de significado, lo que de cualquier modo hay que salvar. Elisa Buch retrata en su poemario la repulsión, el asco al que se ven sometidos hoy en día habitantes de las grandes ciudades y que singularmente se vive en México. Por eso dedica “Suenan las hojas” a Javier Sicilia y el dolor infinito por su hijo asesinado: “Suenan las hojas/ crujen con mis pisadas…” Es poeta quien narra en nombre de todo el mundo, quien da testimonio de lo que deseamos no suceda y nos cubre de oprobio, de vergüenza, pero en ningún momento es quien nos cubre de oprobio, al contrario, como Elisa, da fe de la ciudad que junta el desecho, lo acumula, aun para transformarlo cuando nada le basta: ¿Quién no esconde su horror “en este rincón de mentiras/ acumuladas?”

A Francesca Gargallo encomienda “la sonrisa después de la turba, el cielo azul de Tegucigalpa”. Se percibe un ahogo voluntario de la meliflua voz soporte de belleza tradicional, en aras del dolor que permea nuestro aire, y sólo con esta voluntad que es la piedad se deja caer de palabras por el acantilado….

Chungtar Chong (de la Bolivariana República de Venezuela) va aún más lejos: crea un sistema gráfico a fin de dibujar la inconformidad, el asombro. Es cierto, esto es extra poético pero se complementa con el tema elegido por él y sus compañeros de poemarios. En el suyo: “Siguen (viene aquí un signo como de: trenzando, coptando) al día” busca el lado indudable de la sombra o deterioro del tejido social: “Nos traga la realidad… retrocede el trabajo… Crucifica al ser/ Lo etiqueta entre oferta-demanda”.  Lo busca y trae resueltamente al poema. Va por él al mercado: “Fantasmas/ Anzuelos 3X2  5X3/Sin intereses Ni enganche/ Lleeevatelo Pagas después/ Aproveeecha febrero loco”. La ironía define al ser humano: “Tienes menos/ Pagas más”. El reclamo social tiene en Chungtar un exponente honesto: “El terror toma calles del mundo/ Espejea”. Exige a la poesía llegar al límite del sacrificio de lo bello en aras de lo cierto, da pautas certeras útiles incluso para orientar el clamor social, que no perezca en mero mitologema, lo que también es válido hacer por y a través de la poesía: “Hipotecas/ Engaño global/ Corrupción espectacular/ Generaliza fatiga”. Esto nos lleva al tema crucial de que hay un costo social que sufragar, en nuestro tiempo, a cargo de la poesía: la explotación del hombre por el hombre ha llegado al absurdo, y a la burla, “Neocolonizan”, trabucan palabras/, esconden las moscas/ coletean sobre el ser y entonces la poesía en tiempo real, tiene que pagar por el dolor de vivir en medio de esto: “Colapsan bolsas/ Ahogan mercados/ El dolor permea tiempo suicida”, insoslayable costo que en todo caso, corresponde al poeta antes que nadie afrontar pero que nunca abarca a la poesía misma en su totalidad porque siempre habrá algo que la salve del naufragio. Un esquema inenarrable pero irrenunciable de aliento-pausa, nudo interior- belleza rotunda que le devuelven su ser formal y que aseguran a la poesía su ser y estar, su perdurar como una de las bellas artes. Porque nosotros somos imágenes, la poesía no puede dejar de ser imagen. Se hace con imágenes. Si el hombre se desploma, la imaginación se desploma. Por ello, el esfuerzo del venezolano es aprovechable. Si el internet empuja y disfraza, bien lo sabemos, si la tecnología está infectada, y “los países africanos son un buen bocado… Pan comido de la OTAN  USA/ Y todo el sistema,” la Voz del Poeta instruye al oprimido: “Resiste  Busca agua”. Recorremos, por Chungtar, con “Madrid ante la desesperación”: “La juventud sin caminos Ni puentes/ Nos duele “La perdición/ Quieren enlatarlos  Como a la primavera árabe/ Darles por comida cinismo”. Con Chungtar preguntamos: ¿Esa es la democracia europea?/ La buenaventura del capital…” Ante el atraco “Todo se pierde  Se vuelve agua” . Mas si “la boca corre por el cuerpo, los ojos rezan por el corazón”.

María Helena Leal Lucas,(Brasil) con su poemario Páginas en la mano, hay que hacer mención que es la primera, en el libro, que emplea los gráficos como una forma enriquecida de expresión dentro del verso mismo, con la cual va a la vanguardia y motivará a muchos. Determinadas palabras en su motor de búsqueda incorporan inusitadas innovaciones gráficas. En la /O/ de la palabra /Bocabierta/  vemos una O por lo redondo que alberga una lengua. La 2ª. /O/ de /corazón/ es precisamente un Corazón. La O de Negro está negra. Es extraño narrarlo: hay que tener el libro para apreciarlo. /Contra/, efectivamente, va en contra. La tinta verdaderamente se desvanece en /Desvanece/. La palabra /Ramillete/ es en verdad un ramillete. La palabra /Rompo/ está rota. Es decir, hace de la Poesía una auténtica INSTALACIÓN que ha sido ya de hecho físicamente realizada en la Explanada de los Ministerios, Brasilia, y con el título “Por la reducción de homicidios en Brasil (2008). Sólo así se permite ella añorar un pasado de lujo en el que “hace 55 años la aurora/Era arco iris/ Cielo Multicolor… La esperanza frente al calendario/Cumplía…”

Francis Mestries con La voz en cuello, (Marruecos-México), recoge las heridas de la tierra en las minas, que alargan sus tentáculos desde sus cuevas de cristal. En ellas “se arremolina la cólera,/ Hacia atrás caminan las horas”. Desde Bambamarca, Perú, el clamor de este poeta refleja campamentos que dormitan en cajas de cartón y cascos de botella/ a la intemperie de la era del sálvese quien pueda. Ahí, “los desechos del buldózer del Progreso,/ arrastran sus vergüenzas en pantalones harapientos,/ cuelgan sus calzones y camisas raídas.” Sobrecoge el poema  que ventila el caso de Oswaldo, menor lanzado al aire por el estallido de una mina unipersonal. Parece que aquí hay algo del secreto que entraña la cultura popular: “¡Que Homshuk el señor de la milpa/ te acompañe con sus lágrimas doradas/ en el zurco que llenó tu ausencia/ para que mañana brote la elotiza…” También, su dolor por el asesinato de nuestro querido profesor de poesía del Instituto Nacional de Bellas Artes de México, Guillermo Fernández: “¿Qué tiempo es éste, si asesinan a poetas… si amordazan al viejo bardo solitario antes de asestarle certero golpe,/ sin entender que su única riqueza era la luz de su Toscana, su modestia, su música y su fina ironía?/ ¿Será que en tierra desolada no han de brotar los cantos?”

Con quien no estoy de acuerdo esta vez, es con Raúl Tapia: “Todos somos cártel”. Yo no. Cuando predomina el odio, el determinismo, la crítica se vuelve atrabiliaria. No comparto lo que dice Enrique González Rojo Arthur en la contraportada: se trata de un “humor corrosivo”. El valor imprecación es un categorema más de la poesía, hasta que nos sentimos “tomados”. No acepto su elogio irónico a las armas. En poesía es como en la vida: si se sacan, es para usarlas. Y aquí las armas son otras. Quien espere enfrentar el odio con más odio, no adelanta en poesía. Debe regresar a la religión, con toda su visceralidad, y quedarse en ella y a ella, tributarle como proceda, su poesía, que es lo que la humanidad ha hecho siempre. Por el Dios de los cristianos se ha matado: “¡por esos golpes os quiere Carlomagno!, alababa en combate el Arzobispo Turpín a los cruzados del Cantar de Roldán en la Edad Media. El Muro de las Lamentaciones tiene un lugar en Jerusalém, pero la vida de un ser humano es para algo más que simular o admitir que siempre será violada al interior de un cuarto durante años sin término. Ese Dios determinista, ese Profeta la Paz Sea con Ustedes, ese Yavé, están bien donde están, y es ahí donde la poesía les acompaña. Ni las religiones, ni los idiomas, (si hable inglés o español) ni los grupos étnicos, ni aun los sistemas, tienen la culpa, sino casi siempre los seres humanos, con nombre y apellido, que se pueden ver, oír y tocar. Y casi toda la violencia que hemos vivido en México la ha hecho ese tipo de gente de carne y hueso. Qué cómodo dar la dirección de un partido, y más ahora en tiempo electoral, dar como tú, Raúl, el domicilio electrónico del gobierno mexicano como creador universal de nuestros males. Si decimos es el gobierno, no es nadie. Son todos y ninguno y el primero que nos lo agradece, ¿sabes quién es? El gobierno. Hay gente de carne y hueso, no un gobierno en abstracto, ni dos ni tres, que pagarán por la situación que ahora vive México. La historia sabrá por quién venir. La poesía, cuando expresa situaciones reales como en tu poema “Usos y costumbres”, cuando lamenta en el poema “La burra”, denuncia, es valiente; mas si se contamina con la anécdota de una conducta errada que se quiere tapar con la de todos, (como en “Pacheco”, que la falta de humanidad del poeta no se asimila a la conducta descrita en misa) no se va a ningún lado. Al contrario, se esconde al culpable, se demuestra que uno no quiere admitir una culpa y es más cómodo asimilarla al culpable y el único contento con esa actitud, es el culpable. Dar a entender con ironía que la autoridad no tiene fe. No hay fe en la autoridad que ejecuta un acto para el cual la ley la autoriza, no tiene por qué haberla. Por ejemplo una declaración de ausencia, tiene que transcurrir un plazo conforme a ley para que la persona se declare ausente o posible víctima de secuestro. ¿Qué fe va a haber ahí? Si un notario da fe, es otra cosa. Es decir que le consta que así es tal cosa, pero ahí no está la fe. La autoridad sigue un instructivo que se llama ley, y que nosotros, a través de nuestros representantes, (diputados, senadores, sean buenos, sean malos, sean rojos, sean verdes, sean de chile, de dulce o de manteca, le hemos dado). En cambio la fe está definida donde debe de estarlo, y la fe es la substancia de las cosas que se esperan. También puede ocurrir que por falta de investigación en torno a un crimen colectivo, y por falta de fe, se atribuya a un estado, gobierno, partido, y no, como corresponde, a una venganza impía (desquiciante, como suelen) de narcotraficantes entendidos como contrabandistas de droga respecto a la distribución legal o a la más amplia repartición de negocios de droga por países, por ejemplo, el opio que milenariamente detentó China. Aguas Raúl. La historia sabe el por qué de las cosas. En un país como México, no admito que todos seamos corresponsables de la corrupción: arrostro los riesgos de creerse fuera del juego, pero yo, como muchos mexicanos, no admito ser corresponsable de la corrupción: no todos somos cártel.

 

 

     
 
             

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