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30.Ene.20

 
 

Más sobre Eco Lógico... de un lamento

 

 

 

más de Roberto López Moreno

 

 

 

 

Cristina de la Concha 

 

 

 

 

 

 

Para la presentación de Eco lógico de un lamento,

3ª parte

Aproximaciones a una definición funcional de la poesía

por Miguel Ángel Aguilar Huerta                

   

 

 

La poeta Cristina de la Concha, en una conjunción de prosopopeya-metáfora, nos dice que los árboles son:

 

Habitantes enramados

de cuellos largos

y rozagantes melenas

de este amado suelo

 

ramas que se replican

por dentro de la tierra

que la atan y sostienen

 

de copas donde beber almíbar

y a sorbos la sombra al sol

 

me significan hogar

 

Si hiciéramos una comparación con el poema CAD GODDEU  “Las tres batallas frívolas de Bretaña” nos encontraríamos interesantes similitudes que sin embargo parecen contraponerse por su tono:

 

El ciruelo es un árbol

que no aman los hombres;

el níspero de naturaleza parecida

soporta una labor severa.

El frijol cobija en su sombra

un ejército de fantasmas.

 

Pareciera que Cristina es el día, la naturaleza viva, joven, donde prosopopéyicamente los árboles son seres enramados de cuellos largos y largas melenas, y el poema CAD GODDEU el árbol del frijol cobija fantasmas, es la tarde que presagia noche severa. Sin embargo, ambos poseen es ese mismo tono lúdico.

 

Sin embargo hay momentos donde ambos poemas presentan similitudes, Cristina de la Concha escribe:

 

efigie arbórea

eres guerrera

con tus foliares

que el veneno atrapan

y en elíxir convierten

 

Imagen totémica[i] y animista[ii], valga la expresión, ancestral, y, por otro lado, perfecta del momento agónico por el que atraviesa la naturaleza, la metáfora que describe al árbol como una guerrera convirtiendo el veneno que atrapan en elixir, es clara alusión al proceso de la fotosíntesis.

 

En CAD GODDEU es un noble caballero (un roble tal vez) cuya corte está formada por olmos:

El pino en la Corte,

fuerte en la batalla,

por mí muy elogiado

en presencia de reyes,

los olmos son sus súbditos.

En los dos poemas se teje un fresco paisaje. Un traje de lujo para que la naturaleza vista su cuerpo desnudo con musgo y flores, poblando esos senderos hoy casi perdidos.

 

Más adelante, en ambos poemas hay una enumeración casi similar, en Arbóreo mirar hay una especie de transmutación: el árbol se convirtió en objetos íntimos y lejanos, pero igualmente entrañables. El árbol, la madera, es instrumento de expresión artística, el ojo de Cristina con mirada a vuelo de drone, valga la palabra, lo recorre palmo a palmo:

 

Te veo y te siento

En el lápiz con que escribo

En el pliego donde dibujo

En la silla de mi asiento

En los libros que leo

En la mesa donde me alimento

En la tablilla que sostiene el incienso

En el piano y sus teclas golpeantes

En las castañuelas que escucho

En las vetas de mis muebles…

 

 

En Las tres batallas frívolas de Bretaña el tono más bien es guerrero, aunque tiene lazos con Arbóreo en tanto que también la madera es instrumento para expresarse artísticamente:

 

He sido un escudo en la pelea.

He sido la cuerda de un arpa,

encantado durante un año

en la espuma del agua.

He sido un atizador en el fuego.

He sido un árbol en un refugio.

No hay nada en que yo no haya estado

 

Cristina de la Concha está preocupada por el medio ambiente, el calentamiento global que está destruyendo el planeta en que vivimos, su forma de “protesta” es hacer poesía, revivir la foresta en un instante de luz eterna, crear su selva y bajo un árbol contemplar esta realidad, este complicado mundo en que vivimos.

 

Su poema-juego Amazonia, nos trae a la mente ese importante lugar productor de oxigeno que el ser humano está devastando paulatina y peligrosamente, contribuyendo a que se agudice  el calentamiento global , pero también nos recuerda que el juego es eje central de la creación artística.

Hay un impasse que incluye una prosa poética denominada Un planeta en la galaxia, donde enunciados  dioses “siembran de vida” el planeta inventando al árbol como símbolo de la naturaleza. El tono es de cuento infantil o de parábola, fresco y breve.

….

 

 

El libro termina con varios poemas como el que dice: Tuve una nube/ que regaba con mucho sol/ y floreaba nubecitas… Una nubecita que se transformara en tormenta inundando ciudades y castigado al hombre, simbolizado por el reactor nuclear… Y otros en donde la poeta implora, canta y sufre: y lloré mi humanidad/ y le lloré a su desenfreno/ a su exceso /a su violencia… se queja y reclama la civilidad, en el sentido peyorativo de la palabra, del ser humano que ha asesinado a la naturaleza, incluído él mismo, para construirla… y aunque anterior el poema llamado Hielonieve, redondea la temática del libro, donde un invierno ¿nuclear? sirve de advertencia para el ser humano.

 

Gracias

 


 
     

 
 
 
     
  Para la presentación de Eco lógico de un lamento  
 

¿Poesía comprometida?

 
 

1ª parte

 
     
 

Aproximaciones a una definición funcional de la poesía

 
 

2ª parte

 
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
  Sobre el eco lógico de un lamento  
 

por Ángel Corral Romero

 
     
     
 
 
 
 

 

Libro artesanal impreso en sobrantes de papel.

 

 

 
 
 
 

más de Miguel Ángel Aguilar Huerta

 

 

 

 

 

 

 
 


 

Frazer, S. J. (1981). La Rama Dorada (Vol. I). (N. Y. MacMillan Company, Ed.) México, CDMX: Fondo de Cultura económica.

Kelkel, R. S. (1975). Heidegger. Madrid, España: Edaf.

[i] Un tótem es un objeto natural o un animal que en las mitologías de algunas culturas o sociedades se toma como símbolo icónico de la tribu o del individuo. El tótem puede incluir una diversidad de atributos y significados para el grupo vinculado. En el totemismo, el tótem se entiende también como el principio u origen de un determinado grupo humano (clan), que se cree descendiente de ese tótem — animal, vegetal u objeto inanimado—. En este sentido, aunque el término proviene de la cultura ojibwa, originaria de América del Norte, el totemismo puede observarse a lo largo de la evolución de las sociedades humanas en otros continentes y otras eras.  

[ii] El animismo (del latín anima, ‘alma’) es un concepto que engloba diversas creencias en las que tanto objetos (útiles de uso cotidiano o bien aquellos reservados a ocasiones especiales) como cualquier elemento del mundo natural (montañas, ríos, el cielo, la tierra, determinados lugares, espíritus, rocas, plantas, animales, árboles, etc.) están dotados de movimiento, vida, alma o consciencia propia.

Si bien dentro de esta concepción cabrían múltiples variantes del fenómeno, como la creencia en seres espirituales, incluidas las almas humanas, en la práctica la definición se extiende a que seres sobrenaturales personificados, dotados de razón, inteligencia y voluntad, habitan los objetos inanimados y gobiernan su existencia. Esto se puede expresar simplemente como que todo está vivo, es consciente o tiene un alma.

En África el animismo se encuentra en su versión más compleja y acabada, siendo así que incluye el concepto de magara o fuerza vital universal, que conecta a todos los seres animados, así como la creencia en una relación estrecha entre las almas de los vivos y los muertos. En otros lugares el animismo es en cambio la creencia en que los objetos (como herramientas y fenómenos naturales) son o poseen expresiones de vida inteligente.

Los neopaganos a veces describen como animista a su sistema de creencias; un ejemplo de esta idea es que la diosa madre y el dios cornudo coexisten en todas las cosas. Asimismo, los panteístas igualan a Dios con la existencia.

El término también es el nombre de una teoría de la religión propuesta en 1871 por el antropólogo Edward Burnett Tylor en su libro Primitive Culture (Cultura primitiva).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     

 

     
     
 
 
     
   
     
 

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