Buenas tardes a
todas y a todos:
Para mí es un
verdadero placer participar como ponente invitada en esta III
Jornada Internacional de Mujeres Escritoras, que celebramos estos
días en Brasil. Me alegra venir justo el año en que el poeta Miguel
Oscar Menassa es candidato al Premio Nobel de Literatura, porque me
formo en la Escuela que él dirige: la Escuela de Poesía y
Psicoanálisis Grupo Cero.
Aprovecho la ocasión
para agradecer a Isabel Ortega la invitación y a Gloria Dávila su
eficacia, rapidez y compañerismo, porque también gracias a ella hoy
estoy aquí. Gracias a todas las compañeras escritoras que participan
en estas jornadas, al equipo de organización y gracias a todas/os
ustedes.
El tema que he
elegido para desarrollar hoy aquí, como indica el título, es
“Amor y creación. La mujer y el deseo”. Recorrido que
haremos a través de la poesía como instrumento de conocimiento y
como pilar fundamental del pensamiento universal. Trataremos del
amor, la creación, la mujer y el deseo. Poesía y Psicoanálisis, una
interesante y moderna mirada sobre la vida de la mujer.
La escritora Soledad
Puértolas, que ha entrado este año en la Real Academia de la Lengua
Española, afirma: “Los hombres han hablado mucho más de todo, y
también del amor. Hablar del amor es una conquista pendiente por
parte de las mujeres”. Apunte éste muy interesante si hacemos un
recorrido por las distintas formas del amor tratadas a lo largo de
la historia de la literatura, donde podemos comprobar que la mujer
era una simple mercancía en un mundo dominado por hombres y donde la
única razón de ser de la mujer era la procreación para mantener la
existencia de la especie.
“Un día surgirá la
joven; surgirá la mujer. Y esas palabras, joven, mujer, no
significarán solamente lo contrario del varón, sino algo propio, con
un valor en sí; no un simple complemento, sino una forma completa de
la vida; la mujer en su auténtica humanidad. Ese progreso
transformará la vida amorosa hoy tan llena de errores (y eso, pese
al hombre, que al principio será superado). El amor ya no será la
relación de un hombre y de una mujer, sino el de una humanidad con
otra”, son palabras de Rainer María Rilke.
Les propongo que
descubramos así una nueva inscripción social de la palabra mujer,
del amor, del deseo y de la creación siendo la conjugación
Mujer-Poesía la que nos lleve por la entrega y el caminar de este
encuentro.
Para hacer un
recorrido de la historia del amor en la literatura y en el tiempo he
tomado unas notas del interesante libro “Los miedos del amor”,
de la escritora argentina Norma Menassa: Toda la poesía de Occidente
procede del amor cortés y del román bretón que se deriva de él; por
eso su vocabulario es pseudo-místico. Los amantes místicos buscan la
intensidad de la pasión y no su apaciguamiento feliz.
El amor son sólo sus
palabras y un contratiempo en el origen se instala. ¿Cuántos hombres
estarían enamorados si no hubiesen oído jamás hablar de amor? Pasión
y expresión se vuelven entonces inseparables, y la pasión es la
fuerza que hace nacer el lenguaje.
A partir del siglo
XIV, la literatura cortés se separa de sus raíces místicas y se ve
reducida a una simple forma de expresión. Es el amor a la mujer
ideal: el obstáculo a la unión amorosa está representado por la
exigencia moral, es un refinamiento del espíritu que debe llevar a
la amante a merecer un don.
En Italia en el año
1230, florece la escuela de los sicilianos que escriben en un
lenguaje elaborado por los poetas de la corte de Federico II donde
la temática es una canción de amor y el tratamiento que se le da a
la mujer es más platónico que erótico. Mientras, Dante (1265-1321)
años más tarde, desde el norte de Italia, comienza a renovar el
lenguaje simbólico de los trovadores. Pide más sinceridad y más
calor amoroso que él deja escrito y reflejado en Beatriz.
En la misma época
con Petrarca (1304-1374), el poeta del amor, el lenguaje amoroso se
hace pagano, se convierte en la retórica del corazón humano y hace
nacer otro tipo de poesía. Petrarca canta a Laura como Tristán a
Isolda.
La Edad Media
(500-1.500 d.c.) tiene la intención de darle un estilo a las
pasiones y, a partir del siglo XII, se logra el pleno triunfo del
amor cortés. Con el paso del tiempo, el espíritu crítico se enfrenta
a las convenciones del amor cortés y la concepción naturalista del
amor se enfrenta a la romántica.
En 1547 nace en
España D. Miguel de Cervantes, considerado como la máxima figura de
la literatura española y conocido en todo el mundo por haber escrito
“El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, que marca un
antes y un después en la literatura universal. Es la primera novela
moderna realista que termina con los arquetipos de las épocas
anteriores, incluidos los arquetipos del amor. Por esa misma época
William Shakespeare resucita el mito del amor cortés a través de
Romeo y Julieta.
Sin embargo Francia
se va a desmarcar de esta temática y en el siglo XVII cultivan, en
la primera mitad, la literatura barroca y en la segunda hacen una
apuesta firme por el clasicismo. Sustituyen el tema del amor por el
estudio sobre el hombre y su carácter. No es una literatura para el
pueblo, sino que el público era la corte y la aristocracia. Destacan
aquí las obras de teatro de Corneille, Racine y la comedia de
Molière.
Los poetas comienzan
a leer a Spinoza, que llega con dos siglos de retraso porque su obra
no había sido traducida. El siglo XVIII es un siglo de melancolía
amorosa: el dios del Amor ya no es un duro destino, sino un niño
impertinente. Casi nada está prohibido. Es el siglo de la
voluptuosidad pero las mujeres no aman con el corazón sino con la
cabeza, libertinas de espíritu definiendo un donjuanismo femenino.
Es la mujer la que sueña con Don Juan. En lugar de la satisfacción
del amor sensual, el amor la llena de inquietudes, la lleva de
ensayo en ensayo, de tentativa en tentativa, un ideal de mentira y
de capricho en los sueños de libertinaje. Este siglo es demasiado
educado para la picardía. Don Juan es la antítesis absoluta de
Tristán, antítesis verdaderamente perfecta de las dos virtudes del
amor caballeresco, el candor y la poesía. Es la infidelidad perpetua
pero también es la perpetua búsqueda de la mujer perfecta, única,
jamás encontrada debido al errar incansable del deseo.
Rousseau abre un
nuevo camino al igual que Hölderlin y Novalis. Ciertas confesiones
se hacen posibles, ciertos sufrimientos se abren y se atreven a
decir su nombre. Richard Wagner hace renacer el tema cortés y
Tristán dice su último misterio, el tema de los amantes desgraciados
es contado nuevamente por todos los románticos alemanes. Hölderlin y
Novalis claman por el morir juntos y la huida del dolor no es querer
amar más. La poesía se transforma en Nocturnos y toda la conciencia
occidental avanza nuevamente hacia una mística unitiva.
Baudelaire se
convierte en uno de los poetas malditos con sus retratos de la vida
cotidiana parisina y de la mujer en distintos escenarios. Luego
vendrá la Belle Epóque, tratando de ajustar el mito de Tristán a una
sociedad moderna. Stendhal (Francia, 1783-1842) también escribe del
amor, pero sólo entendido como amor-pasión. Y llega el cine de
Hollywood con final feliz. Llegamos así al siglo XX donde el amor en
psicoanálisis también tiene su lugar gracias a Sigmund Freud y a su
formulación de la Teoría del Inconsciente que da otra dimensión y
otro lugar a la mujer: Freud diferencia definitivamente a la mujer y
a la histérica, antes de él todas las mujeres eran histéricas. Freud
le devuelve a la mujer la posibilidad de ser una mujer: una mujer se
hace. Le da la posibilidad de hablar, de conversar, de relacionarse
con otras mujeres y otros hombres. Freud humaniza a la mujer.
Y en el actual siglo
XXI en que vivimos, nos encontramos con la obra de Miguel Menassa,
uno de los mayores estudiosos e investigadores de la mujer durante
más de cuarenta años. Escribe: “Cada mujer es distinta a cada
mujer”. Sensacional y magnífico momento para leer aquí uno de sus
poemas publicado en el libro “Al sur de Europa”
porque… ¿Dónde se puede aprender el amor si no es en los libros?
ARRÁNCAME LA
VISTA, AMADA
Arráncame la vista,
amada, le dije sin mirarla
y ella, acostumbrada a mis palabras, bajó el telón.
Quedamos, al besarnos, de este lado del mundo,
sin ver lo que pasaba, sin mostrar lo que hacíamos.
Devuélveme la vista,
amada, le dije sin mirarla
y ella, acostumbrada a mis palabras, subió el telón.
Quedamos, al besarnos, de ese lado del mundo,
lo vimos y lo mostramos todo, mas todo daba igual.
Déjame como estoy,
no toques mi delirio.
Algo te doy amándote y nadie se da cuenta.
Algo me guardo para mí del amor pero no siento nada.
No somos náufragos perdidos, aún no hemos partido.
Aún, amada, nadie ha
llegado al puerto
y al llegar no habrá barca esperándonos.
Sólo la bruma de la orilla espera,
sin novedad, sin mundo, volvemos a la página.
Ya fuimos ciegos, ya
fuimos videntes,
ya dimos de beber a quien no amaba el agua,
nos sentamos a comer en la mesa de los ayunadores
y una cama vacía de amor la llenamos de lágrimas.
Ya fuimos la luz que
no se enciende
aunque de golpe aparezca Aladino.
Ya fuimos los
condenados de la tierra
y el dolor de quien nada tiene para sí.
Somos, ahora, como
los árboles perennes
que una vez plantados no dejan de crecer;
más allá de los soles, del viento, de las lluvias,
más allá de los tiempos, del amor, de la muerte.
Escribe la poeta y
psicoanalista María Chévez: “Creemos pues, que con la palabra
“amor”, en sus múltiples acepciones, ha creado el lenguaje una
síntesis perfectamente justificada y que no podemos hacer nada mejor
que tomarla como base de nuestras discusiones y exposiciones
científicas. El Eros de Platón, presenta, por lo que respecta a sus
orígenes, a sus manifestaciones y a su relación con el amor sexual,
una perfecta analogía con la energía amorosa: “Eros” y “Erotismo”.
La palabra griega Eros es la traducción de nuestra palabra Amor”.
Con la llegada a
este punto, en el desarrollo de este encuentro, tenemos que hablar
aquí del valioso ensayo de Octavio Paz: “La llama doble. Amor
y Erotismo”: “La poesía es el testimonio de
los sentidos, un testimonio verídico; sus imágenes son palpables,
visibles y audibles. Aquello que nos muestra el poema no lo vemos
con nuestros ojos de carne sino con los del espíritu. El amor es
dominio de la creación y el tiempo del amor no es grande ni pequeño:
es la percepción instantánea de todos los tiempos en uno solo, de
todas las vidas en un instante”.
Y así, escribe
Miguel Oscar Menassa que hay que producir un tiempo, fabricar un
tiempo para el amor, para la creación, para pintar, escribir. Saber
que cualquier palabra se puede ligar a cualquier palabra. El viaje
del poeta es haber escrito el verso. Sin tiempo no hay humanidad, el
tiempo lo produce el ser humano, el tiempo es el lenguaje, huir de
los límites (ej verano-invierno) y cierta tolerancia con los
límites hace que los límites se expandan. Tenemos que conjugarnos
en el mundo. Un sujeto no es sin otro sujeto. Si olvidamos el
proceso creativo terminamos en la ideología imperante del Estado,
del periodismo, de la crítica…
Toda la energía es
del discurso, de la palabra. No hay trabajos solitarios, ni siquiera
para el escritor. Trabajar constantemente, con persistencia, genera
inteligencia y la inteligencia es para el trabajo, para la poesía.
La amplitud del
mundo depende de cada una de nosotras, de cómo utilicemos las
palabras.
La palabra es
fundamental y es lo que nos caracteriza como humanos, lo que nos
sostiene. Todo aquello que no se puede hablar se pervierte. El alma
son frases, el hombre, la mujer, el cuerpo es palabra, el psiquismo
es palabra, que es quien gobierna al cuerpo. La palabra es forma y
contenido. La palabra es lo que nos sostiene como humanos.
Para escribir
tenemos que tener libertad. Para escribir, para ser un creador no
puede haber censura.
El escritor nunca
sabe lo que está escribiendo. La escritura piensa y el conocimiento
está en los libros. Somos lo que leemos. Escribir es un trabajo,
leer es un trabajo y , como dice Menassa: “tiempo es una lengua, una
escritura”.
En la mujer y en el
hombre todo se construye
Octavio Paz (Ciudad
de México,
31 de marzo
de
1914
-
19 de abril
de
1998),
Premio Nobel
de Literatura en 1990, describe el erotismo como un fenómeno
dialéctico también, capaz de brindarnos tanto vida como muerte. Eros
está acompañado de Tánatos: nos ofrece la creación y la destrucción.
Paz afirma que el
amor es inseparable de la poesía:
“Esa palabra eres
tú,
esa palabra
te lleva de ti misma
a ti misma.
(…)
mujer que eres
es la mujer a la que
hablo:
estas palabras son
tu espejo,
eres tú misma y el
eco de tu nombre”.
Y Miguel Oscar
Menassa, candidato al Premio Nobel de Literatura 2010, escribe:
“cuando todo está destruido o es imposible, la única posibilidad es
poética. No es un verso el que nos salva, sino la poesía como un
verdadero instrumento de conocimiento post-spinoziano que modifica
para transformar en otra cosa, lo que lee. Pretendemos una página en
blanco permanente. Ése ha de ser nuestro lecho de amor y también
nuestro campo de guerra”.
La poesía es un
mundo que no se puede comparar con otro mundo y se tiene que
comparar desde la poesía misma. Es ella la que fabrica su poética.
En la conferencia “Poesía y Psicoanálisis” escrita en 1985 en
Buenos Aires por Miguel Menassa dice: “El primer resultado, por lo
menos para Heidegger, fue que el reino de acción de la poesía es el
lenguaje. Por lo tanto, la esencia de la poesía debe ser concebida
por la esencia del lenguaje. Pero en segundo lugar, nos dice
Heidegger, se puso en claro que la poesía, el nombrar que instaura
el ser y la esencia de las cosas, no es un decir caprichoso, sino
aquel que hace público todo cuanto después hablamos y tratamos en
el lenguaje cotidiano. Por lo tanto la poesía no toma el lenguaje
como un material ya existente, sino que la poesía misma hace posible
el lenguaje. La poesía es el lenguaje primitivo de un pueblo
histórico”.
Por eso es que no se
puede dar cátedra de poesía. Depende de cada una de nosotras,
nosotras tenemos que hacer ese trabajo. Frente a la poesía no existe
el racionamiento. La poesía es una manera fuerte de estar en la
vida, es la que abre el camino. Si hay poema habrá vida. Es la
poesía la que hace que, con el tiempo, exista el amor, la pasión. La
poesía es la historia de la humanidad y abre mundos, por ejemplo,
el mundo del goce.
El nivel de la
mirada y de la voz es del orden del deseo. Mirada y palabras hacen
que la mujer de la sociedad actual tenga la posibilidad de ser una
mujer trabajadora. La psicoanalista Amelia Díez Cuesta nos dice al
respecto: “una mujer trabajadora quiere decir alguien que no sólo
trabaja por amor o para que la amen, sino alguien que trabaja para
el orden del deseo humano, pues sabemos que no hay mal de amores
sino mal del deseo. El deseo transcurre entre palabras, entre él,
ella y el mundo, mientras que el amor es siempre a uno mismo”.
La mujer desea, en
ese deseo tiene el trabajo, la creación y todo ello le da a la mujer
otra dimensión, en la propia historia de la mujer: Mujer
trabajadora. Mujer escritora.
La poesía es un
mundo posible de ser vivido y un buen poema es el que resiste al
paso de los años. Por eso hoy, aquí, bajo el título “Amor y
creación. La mujer y el deseo” vamos a
disfrutar la producción de magníficas mujeres trabajadoras de la
poesía que tanto nos han dado a la humanidad para aprender de la
vida. Mujeres escritoras, deseantes, vivas en la escritura, en la
poesía y permanentes en nuestra vida:
-Olga Orozco.
Argentina, 1920
-Sor Juana Inés de
la Cruz. México, 1651
-Santa Teresa de
Jesús. España 1515
-Emily Dickinson.
Estados Unidos, 1830.
-Rosalía de Castro.
España, 1837.
-Carilda Oliver
Labra. Cuba, 1924.
-Gabriela Mistral.
Chile, 1889
-Rosa Chacel. España
1931
-María Chévez,
Argentina, 1940
-Alfonsina Storni.
Suiza, 1842.
-Alejandra Pizarnik,
Argentina, 1936
-Gloria Fuertes.
España, 1937
-Norma Menassa.
Argentina, 1938.
-Concepción Silva
Belinzón, Uruguay, 1903.
-Virginia Woolf.
Londres, 1882.
-Carmen Conde.
España, 1907
-Giocconda Belli.
Nicaragua, 1948
-Blanca Varela.
Perú, 1926
-Cecilia Meireles.
Brasil, 1901
-Violeta Parra.
Chile, 1917
Estamos llegando ya
al final y, para hacernos una pequeña idea de la escritura de
algunas de estas poetas, a las que les invito que lean y disfruten,
voy a leer un poema de: Carilda Oliver Labra, María Chévez y Violeta
Parra.
CARILDA OLIVER LABRA
Cuba, 1924
RECADO
Amor, amor de aquí: pásame el brazo
por la cintura. Amor, toca esta frente,
di una frase vulgar, casi inocente,
ríe, ríe después... Tengo un retazo
de sol bajo la tela de mi hombro.
Arráncalo de ahí, dáselo a un nido.
Llora como si ya te hubieras ido,
y cállate en el punto en que te nombro.
Amor, amor, ¡sujétame esta gota!
(¿Verdad que se parece a la mar rota?)
Mi corazón para la luz se cierra.
Al sur de todo vengo abandonada.
Deténme: estoy muriéndome por nada,
arrepentida de mirar la tierra.
MARÍA CHÉVEZ
Argentina 1940
MUNDO DETENIDO
¿Era tu tiempo en
las tinieblas poesía?
Olga
Orozco
Ella habitó en
nocturnos infernales
gastando la savia vital que la alentaba.
Vahos errantes la cubrieron en
esas tinieblas sin dicha,
malsanas...
Cayeron con brusquedad las
capas del amor que la cubrían
se quedó muda.
Entonces, maldijo. Se encerró
en vahos tornasolados. La
rabia de la costumbre
trastornada.
Con el odio, arribó a sus
confines la asfixia
la maltrataron y ella no se desdijo.
Se arrebujó en los hedores
más miserables.
Se hartó de fábulas, se
tiñó del revés, se fue a
los últimos extremos de la
propia trampa.
Y se juró una noche
endiablada, nunca volver.
II
Esa
mañana el corazón latía
en su mundo detenido
se preguntó -para qué-La
respondió el silencio, la
majestuosidad del día templado
y luego
el temblor de una voz remota.
Se dijo ¿a quién le importa?
Y apostó otra vez,
Al trasluz, sedienta
por una chispa, por un talismán.
Por un minúsculo
y aún por lo herido
y todavía encontró
un recinto palpitante
una esfinge polvorienta
y las respuestas más absurdas
como lagartijas asustadas
en el calor del verano
como bajeles de piratas
en el sobresalto de las galaxias
más errabundas
y un sortilegio
en plena noche,
un recodo de su albergue
-espejos de su sexo y de su voz-,
dios
tránsfuga en su tiempo
concibiendo el milagro.
VIOLETA
PARRA (1917, Chile)
GRACIAS A
LA VIDA
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros, que cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco
y en el alto cielo su fondo estrellado
y en las multitudes el hombre que yo amo.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que en todo su ancho
graba noche y día, grillos y canarios,
martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
y la voz tan tierna de mi bien amado.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y el abecedario;
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio el corazón que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano,
cuando miro al bueno tan lejos del malo,
cuando miro al fondo de tus ojos claros.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto,
y el canto de ustedes que es mi mismo canto,
y el canto de todos que es mi propio canto.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Dice la actriz Katherine Hepburn que “El amor no tiene nada que ver
con lo que esperas conseguir, sólo con lo que esperas dar, es decir,
todo”.
Quiero terminar este encuentro diciendo que la poesía es el alma de
lo femenino y la poesía le pertenece a la mujer desde siempre.
Una mujer valiente es la que dice: “Me da igual con quien me
compares. Vengo a quedarme”.
Muchas gracias.
Mónica López Bordón
Brasil. Mayo 2010
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BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Amor, poesía,
sabiduría.
Edgar Morin. Editorial Seix Barral. Barcelona, 2001.
Deseo de nada.
Amelia Díez Cuesta y Miguel Oscar Menassa. Editorial Grupo Cero.
Colección Leyendo a Lacan. Madrid, 1996
El Arco y la lira.
Octavio Paz. Editorial Fondo de Cultura Económica. España, 2004
El enigma de lo
femenino.
Bibiana Degli Esposti. Editorial Grupo Cero. Colección Hoy en la
cultura. Madrid, 1998.
El lector común.
Virginia Woolf. Editorial Lumen. España, 2009
Freud y Lacan
–hablados- 2.
Miguel Oscar Menassa. Editorial Grupo Cero. Colección Extensión
Universitaria. Madrid, 2000
La Llama Doble: Amor
y Erotismo.
Octavio Paz. Editorial Seix Barral. Barcelona, 1994.
La Mujer Líder.
El talento femenino en la empresa. Marta Romo. Editorial Planeta,
Barcelona (España), 2008
La Mujer y yo.
Miguel Oscar Menassa. Editorial Grupo Cero. Madrid, 2000.
La rama dorada.
James George Frazer. Editorial Fondo de Cultura Económica. España,
1994
La verdad de las
mentiras.
Mario Vargas Llosa. Editorial Alfaguara. España, 2002
Los miedos del amor.
Norma Menassa. Editorial Grupo Cero. Colección Psicoanálisis y
Medicina. Madrid, 1995
Mejor hablar.
María Chévez. Editorial Grupo Cero. Colección Extensión
Universitaria. Madrid, 2005
Miedo a ser. Las
imposturas de la feminidad.
Carmen García Ribas. Alienta Editorial. Barcelona (España), 2008
Momentos de vida.
Virginia Woolf. Editorial Debolsillo. España, 2009
Poesía y
Psicoanálisis. 20 años de la historia del Grupo Cero.
Miguel Oscar Menassa. Editorial Grupo Cero. Madrid, 1995
Una antología de
poesía brasileña.
Elizabeth Bishop. Editorial Vaso Roto Poesía. Barcelona-México 2009
REVISTAS
CONSULTADAS:
APOCALIPSIS CERO
EL INDIO DEL JARAMA
EXTENSIÓN
UNIVERSITARIA. Revista de Psicoanálisis
LAS 2001 NOCHES.
Revista de Poesía, Aforismos y Frescores
POETAS CONSULTADAS:
Alejandra Pizarnik
Alfonsina Storni
Anaïs Nin
Blanca Varela
Carilda Oliver Labra
Carmen Conde
Cecilia Meireles
Concepción Silva
Belinzón
Eladia Blázquez
Eloísa Ibarrola
Emily Dickinson
Gabriela Mistral
Giocconda Belli
María Chévez
María Teresa León
Norma Menassa
Olga Orozco
Rosa Chacel
Rosalía de Castro
Santa Teresa de
Jesús
Sor Juana Inés de la
Cruz
Violeta Parra
Virginia Woolf
(También la actriz
Catherine Hepburn y la escritora Soledad Puértolas) |