Tulancingo cultural

                                                                                   tras los tules...

 

Principal

en las letras en la música y la actuación en la plástica sociología y sociedad histórico tradicional y legendario interesante gastronómico ciencia y tecnología hacedores

autores - los maestros en Tulancingo - autores tulancinguenses - reseñas

centros y actividades culturales - convocatorias

_______________________________________________________________________________________________________________

 
  Presentación de

 

11.Jun.07

 

 

 

CulTuralcingo, A.C., en colaboración con la Comunidad Artística Humanista de Tulancingo y el Grupo Caronte

 

El pasado 1 de junio, a las diecinueve horas se dio cita, en la Biblioteca Sor Juana Inés de la Cruz de esta ciudad, la sociedad tulancinguense con motivo de la más reciente novela del tulancinguense Agustín Ramos.

Presentaron la novela los poetas José Eugenio Ramírez y Omar Roldán y la editora de esta página web Cristina de la Concha.

 

 

La novela La Noche

por José Eugenio Ramírez

 

 

Es un honor estar sentado junto a uno de los Hijos más distinguidos de nuestro querido Tulancingo:

Don Agustín Ramos, es deferencia inmerecida para su servidor el que Usted me haya permitido intentar una presentación de su más reciente libro.

“En los sueños estamos solos; lo sueños los creamos nosotros para nuestro interior y no existe nada aparte, aunque algunas pocas veces se registre sincronización con situaciones externas. En los sueños creemos vivir con otros en un entorno que no existe en realidad y, en esa creencia, en la compañía de esa ignorancia, permanecemos hasta el despertar.

Al abrir los ojos entendemos que todo fue un sueño y el mundo personal e íntimo se derrumba…”

¿Qué queda entonces?: recuerdos, ruinas, desolación y pérdida…

“La Noche” es un acuse desglosado de pérdida; es la exposición detallada de las distintas pérdidas de un hombre hasta la conclusión: la pérdida total de su mundo.

La vida, o mejor aún, el discurrir existencial del personaje central se derrumba de pronto: se encuentra solo en medio de las ruinas de algo que él está seguro, era su ciudad, o debemos entender, era su mundo, o mejor aún su propio sueño…

Los elementos de esa pérdida son, entre otros, la tía amada en la niñez, la verdadera musa y las musas de utilería, el origen significado en la muerte del padre y, al final, la pérdida de su propio sueño…

Decía Platón que el mundo que percibimos es sólo un reflejo de la realidad; lo que creemos ver - continúa – son sombras de la realidad reflejadas en una pared, ya que la realidad se encuentra detrás nuestro, detrás de nuestra conciencia inmediata.

Tales reflejos son producto de un fuego intenso que ilumina los arquetipos ubicados más allá de nosotros, es decir, ajenos a nuestra percepción.

Ante esta grave afirmación del idealismo platónico surgen de inmediato variados cuestionamientos, mismos que son abordados en la novela del Maestro Agustín Ramos:

¿Qué vemos entonces?

¿Con qué vemos?

¿Qué es la realidad?

¿Qué significa el fuego?

¿En qué o en donde existimos?

¿Cómo hemos construido esto que llamamos realidad?

¿Por qué no podemos ver, asumir y experimentar la “verdadera realidad”?

¿Cómo hemos construido las imágenes que consideramos ver?

¿Dónde está la realidad?

¿Es posible escapar de lo falso?

¿Con qué nos encontraremos al clausurar “nuestra realidad”?

¿Al escapar de la falsa realidad lo haremos integralmente, es decir, en cuerpo alma y espíritu?

¿Estas entidades también son consideraciones falsas?

¿Qué son, entonces, el nacimiento y la muerte en tanto acotamientos de lo que consideramos existencia?

¿Una vez evadidos de la consideración de la falsa realidad se anulan también el espacio y el tiempo?

¿Dicha anulación se convierte o es igual a la inmortalidad?

¿Es conveniente o buena la inmortalidad en relación a la existencia?

Por último: ¿Existe en realidad el Ser Humano o son entidades simbióticas el Ser y el animal humano con un acuerdo de cohabitación?

Esta es la “realidad” a la que se enfrenta el personaje central de la novela “La Noche” y Don Agustín nos revela los elementos sustantivos de esa “realidad operante” que el personaje mismo, cubierto per se con el manto del poeta, trata de resolver en su día de soledad plena. Y lo hace de cualquier manera menos de forma pesimista al expresar “Ya, ya, haría todo, menos lamentarse ante la destrucción de su Jerusalén particular…”

Una característica de la prosa de Ramos es el establecimiento y desarrollo de líneas narrativas paralelas en la estructura de sus novelas.


 
   

En la intimidad de cada línea de narración, el Maestro, logra la superposición de planos espacio-temporales que sólo lectores avezados pueden desentrañar bien a bien. Ya sea por la experiencia misma de la lectura o por el conocimiento del entorno vivencial del escritor.

Por ejemplo, la ubicación de la barbería-peluquería y/o, al final, estética unisex después de una explosión: el plano de inicio y final es algún lugar de Pachuca entre las colonias Morelos y la Rojo Gómez; sin embargo, los centros de abasto de manjares y bebidas espirituosas para las tertulias poético-pocaréscas de los sábados, son la “Luz Roja” y “La Puerta de Sol”, la una aún vigente, la otra ya desaparecida, ambas en el centro histórico de nuestro amado Tulancingo.

En cuanto a los planos de tiempo, en la narración de las distintas historias quedan evidenciadas diferentes épocas: “el año de Juárez, 1972”, “la apertura de la central de autobuses de Pachuca en 19776 o 77”, “el famoso pirrurris allá por 1981 u 82”, “la explosión de una casa en Pachuca en 1981, creo”… etc.

Como una especie de clave doble, el Maestro Ramos nos propone, por un lado “rielar” es decir, en hallar una dirección sin duda, en cualquier sentido, pero una dirección y, por otro, “restaurar”… Aquí, la historia del restaurador es más que eso y, a mi parecer, se plantea como la expresión de una necesidad existencial: recuperar lo perdido… Restaurar sí, pero restaurar de acuerdo a un canon, el que uno mismo haya decidido para su propia vida…

Ello, trasladado a la existencia, nos previene y alerta para no perder el rumbo y encontrarnos, una mañana de miércoles cualquiera, totalmente solos, en medio de las ruinas de nuestra propia vida…

A mí me llama particularmente la atención la necesidad de ubicar dos calles en Pachuca: Vicente Segura y Guerrero

En su obra, el Maestro Ramos no se asume como el héroe y personaje central de la narración, sino como el observador y amanuense de primera mano de los acontecimientos que en ellas describe.

Los personajes no pretenden la heroicidad ciega, son criaturas endebles aunque con la conciencia fortalecida casi siempre por tres elementos de tortura a los que se enfrentan: el miedo, el hambre y la vaciedad…

 

En esta novela y su personaje central, dicho enfrentamiento y el intento de solución, lo hace a través de un permanente diálogo consigo mismo, teniendo como punto de partida el reconocimiento de su propia pequeñez en todos sentidos: como poeta, como amante, como marido, como ser humano.

En un momento, su propio monólogo nos recuerda la anécdota del concurso mundial para determinar quien era el personaje más insignificante de todos. Se da el premio a un alguien… sin embargo, hubo una protesta a la decisión por otro alguien que ni siquiera fue tomado en cuenta para el certamen…

En fin, estamos frente a una obra deliciosa, amena y, para los hidalguenses, especialmente para nosotros, orgullosos Tulancinguenses, |llena de reminiscencias locales.

Pero como dice el propio Maestro, “el lenguaje es un rodeo…” dejemos que sea él quien nos hable de su propia Noche…

 

Muchas gracias…

 

 

         

 

Gracias por su visita  

 www.tulancingocultural.cc ® Derechos Reservados

tulancingocultural@hotmail.com

tulancingocultural@yahoo.com.mx

Aviso legal para navegar en este sitio