EL AÑO DEL
DILUVIO
Por
Gloria Valencia Vargas
Hace
40 años, de paseo por una comunidad cercana de Acatlán y Huasca, llamaron
nuestra atención las ruinas y paredones de piedra y adobe de lo que fue un
rancho, un lugareño nos contó que fue destruido hace muchos años cuando “cayó el
diluvio”, no precisó el año en que se formó el torrente ni dio más detalles.
Revisando los pocos estudios que hay al respecto en el estado de Hidalgo sobre
las fechas en las que se han registrado las lluvias más abundantes, la historia
ha señalado a 1888 como el año más lluvioso en el país y que causó enormes daños
en el estado de Hidalgo.
CATÁSTROFE
“Después de una lluvia abundantísima y que se prolongó por treinta y tantas
horas, cerca de las 12 de la noche del día 8 del actual, ocurrió la catástrofe
ya presentida por la inusitada persistencia de un temporal tan rudo.
El
lecho del río que atraviesa la ciudad, levantado a mayor altura que el piso de
las calles del centro de la población que le son adyacentes, por la inmensa
cantidad de azolve transportado por los terrenos de las minas en explotación y
por las lamas o residuos del beneficio, que salen de las haciendas existentes al
norte de Pachuca ocasionó el desbordamiento de las aguas primero, y en seguida
de la barda situada en la Plazuela de Allende…
Este
rudo temporal no tan solo se ha abatido sobre Pachuca, sino que abrazando una
gran extensión, ha causado gravísimos perjuicios en otros puntos del Estado
según se ve en los telegramas siguientes…”
En
la lista de los de los Telegramas enviados al Periódico oficial de Gobierno del
Estado de Hidalgo reportando las afectaciones del temporal están los siguientes:
Recibido de Tulancingo, el 9 de septiembre de 1888 a las 8 de la tarde.
Recibido de Tulancingo el 10 de Septiembre de 1888 a las 11 y 15 de la mañana….
El
24 de junio de 1949 una fuerte tromba azotó a la ciudad de Pachuca provocando la
que podría ser la peor tragedia de que se tenga memoria: un alud de piedra y
lodo proveniente de la cañada en la parte alta de la ciudad arrasó con todo lo
que encontró a su paso; el mercado y construcciones aledañas, resultando la
muerte de 55 personas.
En
sus famosas cartas, Madame Calderón de la Barca hace referencia a la lluvia en
Huasca.
“Estando todavía lejos de la casa estalló una tormenta. Cuando aquí llueve
parece como si se abrieran las ventanas del cielo y que de las nubes caen ríos
de agua; y aun los relámpagos me parecen que adquieren una mayor y peculiar
intensidad y suelen producir más accidentes que en los países del norte.
Quedamos empapados en cinco minutos y en tal estado regresamos al carruaje y
partimos para Huasca (pueblo en donde debemos pasar la noche) en medio de la
violencia de la tempestad… Tepenacasco 1840”
Hoy en 2019 hablando de fenómenos climatológicos el problema no es el exceso de
lluvia sino la falta de esta en algunos lugares del Valle de Tulancingo.
Hasta la próxima.
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lolvalart@hotmail.com.
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