DEL LIBRO: GLORIAS DEL EJE CENTRAL
UN POEMA DE GLORIAS DEL EJE CENTRAL Por Carlos Santibáñez Andonegui
ASÍ TE LLEVO
Eres el tiempo aquel del marco dorado,
mediodía al óleo, arboleda prendida
regalo del azar
y aun estoy yendo a dejarte al sol,
a tu clave de claves: Clavería.
Aún están las rosas
como si todavía fuera mi noche
aunque ya no te tengo,
tu jardín ha crecido
y lo ha enredado todo.
Sin embargo aquí estás,
tu asombro sigue estando
en mi mano,
te arranqué del bosque yo creo.
Tu flor quiero pensar que es la misma,
Que nada la dobló.
Porque tomo de noche Azcapotzalco
sobrevuelo sus ejes
toco la cima de sus desperdicios
todavía falta un tren y las miradas
insisten, piden su razón de amor.
Salvoconducto, carta definitiva
donde todos aprenden: cruz
de la ausencia.
Ahora estoy en tu entrada principal.
El patio, la grieta, que se hace interior.
El imán de la puerta guardó tus ansias,
el calor de tus manos.
Al abrir, las pequeñas campanas evocan el conjuro
de tu cuerpo que era un don de abril.
Las rosas van diciendo lentamente tu aroma,
te hacen conjeturas, no sé,
comprendo las razones del pasillo por llevarme a ese cuarto
en que te sé esperar.
Nada se mueve aquí. No llevo prisa.
Examino el armario,
me armo de noche, prendo, todo está allí:
las palabras precisas, tu momento, tu hora,
última retratada en el reloj que empaña
con su tiempo barato
el color de adentro, el que hiciste brotar en el espejo
donde está tu mirada
en una jaula verde
hecha pedazos.