¿Y LA NOVELA, ES POÉTICA?
Carlos Santibáñez Andonegui
En sus mejores momentos la novela es casi siempre poética, lo que pasa es que estamos empeñados en divorciar las cosas. Una novela puede ser poética a pesar de que narre situaciones desagradables, siempre y cuando satisfaga alguno de los categoremas que se han ido apuntando a través de la historia para detectar poesía, como revelación, catarsis, signo evocativo, valor de impregnación, en fin. Esto no significa que sea poesía, mientras no se halle registrada en el cúmulo permanente de obras que integran el género de la misma, ni mucho menos que sea poema, dado que el poema yo lo defino como un mecanismo de palabras en operación, que trae aparejado el privilegio de su reproducción, en tanto modelo íntimo, primero por miles, y después por millones. Aquí se trata de perfeccionar mecanismos para afinar índices de operación, porque si no, nunca nos leen, es decir, la poesía tiene mucho que ver con la intención de mejorar lo mejorable, aunque no faltará quien lo confunda con censura.
Cuando se quiere lograr una poesía impermeable al paso de los años, y que venda hoy y venda la siguiente década, esto se ha de hacer en función de palabras dispuestas en equilibrio de fondo y forma.
En una narración, el equilibrio de fondo y forma se da entre lo narrado y la percepción de quién te lee, porque tampoco se vale escribir para que tú te disfrutes sin pensar en quien le pueda interesar, como un millonario que se pagara ediciones y ediciones para guardarlas en las bodegas y que aquellos a quienes los honrara con el regalo de las mismas las devolvieran a su vez a la basura, o las eliminaran de la pantalla.
A Mario Vargas Llosa, escritor peruano ejemplar, se le puede considerar un vaso comunicante entre la literatura y la época que ya podemos prever que alcanzará la historia, como a García Márquez la Enciclopedia Larousse tan acertadamente lo ubicara entre los inmortales, desde antes de morir. Envidias aparte, este autor nunca ha dejado atrás su compromiso con los pueblos de América, y al igual que el anterior, ha alcanzado a ser galardonado con el máximo reconocimiento a que puede aspirar un escritor: el Premio Nobel. ¿Qué hay detrás de este escritor ilustre? ¿Cuáles son los elementos de su pasado que lo hicieron florecer a tal grado? Revisemos sus primeros pasos: al año de nacido, su madre se trasladó con él a Cochabamba, Bolivia, donde pasó su niñez y sus primeros estudios, pero antes de cumplir diez años, estaba ya de nuevo en Perú, donde instalado en el Colegio La Salle de Piura, prosiguió sus estudios. Más tarde iría a Lima y alrededor de los quince, ingresa en el Colegio Leoncio Prado, especie de academia militar cuya huella campea en su primera novela La ciudad y los perros (1963) que él tituló primero La morada del héroe, y cuenta la vida estudiantil en aquel internado militarizado, incurren en lo que hoy llamamos “bullyng”, el protagonista Alberto, busca su equilibrio entre los fuertes y los débiles del grupo, los abusos de unos y las debilidades de otros, mas por lo mismo, es en un medio así donde un poco de sentimiento, llámese alegría, entusiasmo, ternura, brota con fuerza tal que nunca se olvida.
He ahí el caso de una novela poética. Está impregnada del sabor de juventud y capta con valor dramático, poético indiscutible, los ángulos exactos de la realidad de nuestro tiempo, lo que no quedó para un mundo de elegidos o selectos lectores, sino que fascinó al influyente editor Carlos Barral, quien convirtió a Vargas Llosa en Premio Biblioteca Breve de la Editorial Seix Barral, y luego obtuvo el Premio de la Crítica 1963.
Más tarde aparece Patricia, en quien sabe encontrar el complemento perfecto de su vida, y a partir de ahí empieza a realizar una difícil labor para quien sabe que su destino es la fama y siente ya la necesidad de integrarse a todas las directrices de la vida, la labor de paciente padre para los dos hijos que procrearon, pero sin descuidar la complicada vida literaria dentro de la cual desde sus primeros tiempos se empeñó en triunfar y así logró ser Secretario del Historiador Raúl Porras Barrenechea, que era un Senador.
¿Existe una receta, una fórmula mágica para ser famoso? Tal vez la de no huirle a nada, entrarle a todo o casi todo. Vargas Llosa le entró al cuento. Así publica “Los Jefes”, que pronto se suma a otros como “Día Domingo”, “El abuelo”, “Arreglo de cuentas” y “Hermanos”. ¿Qué tan cierto es eso de los premios, uno los va busque y busque o le van cayendo?, porque a él le vino su primer Premio Leopoldo Alas “Clarín” y un segundo, por el cuento “El desafío”, que es el que le permite viajar a Francia.
Los viajes son otro componente insoslayable del éxito. Hay un refrán que dice: “Viajad y os haréis ricos”, y al parecer salió de la boca del profeta. Nadie puede ser alguien en el mismo lugar. Uno tiene que dejar de compartir su mugre con los de la casa y la ciudad en donde nació. Vienen las becas –otro componente-, a él se le otorga una en la Universidad de Madrid para estudiar doctorado en letras; algunos famosos estudian derecho y hay que decir que Vargas Llosa lo hizo pero al parecer no concluyó, bueno, a estas alturas, ya está a un nivel más grato: aprovechó la escuela de la vida.
Otra cosa, fue al teatro. Es importante tener momentos representacionales, no siempre mismo uniforme, misma capa, la antigua definición. Fue así como él mismo se animó a escribir teatro con La señorita de Tacna y después con El loco de los balcones
No olvidemos el elemento autobiográfico. Si un escritor no cuenta a nadie quién es, cómo llegó a ser lo que es, lo que ocurrió y qué no ocurrió, no es nadie. Es un Robinson Crusoe anclado en una isla. Gracias a que él no pensó así, tenemos la riqueza de su autobiografía, bajo el nombre de El pez en el agua, donde sabe contarle a la literatura las cuestiones más valiosas de la lucha social, no sé por qué yo siento que todo esto fue mejor para él que si hubiera tenido la presidencia que buscó. Su vida es inseparable del factor comunicación; Se presenta de distintas maneras, pero no hay gran escritor que no vaya del lado del impulso de relacionarse con los demás, por eso en París colaboró con la Radio Televisión Francesa en la preparación de “Transmisiones para América Latina” ,y una nueva sorpresa en su vida (el genio siempre a caza de sorpresas): entra en contacto con Borges, Cortázar y Fuentes.
¿No aprende uno nada de las Biografías? Veremos qué otros enigmas nos devela la vida de este inmenso escritor, de quien nadie podría decir jamás no está reconocido, consagrado, premiado. Tal vez en la próxima Entrega aprendamos más sobre cómo podría intentarse alcanzar su osadía. Que esto nos baste para la presente semana. (Continuará)