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EL TAÑER DE LAS ÚLTIMAS CAMPANADAS
por
Carlos M. Valenzuela
A José Terán y pobladores de Batuc,
Suaqui y Tepupa.
No era nada fácil en mi pequeñez
perderlos paso a paso, asido a un
sonido. Inmerso en mí, hoy, de por vida.
El ¡taaannnn taaaannnnn! estrujaba no
solo el alma, estrujaba la vida y en la
vida, la muerte de quienes no marchaban.
Cuántos sueños rotos, cuántos tiempos
inconclusos y las lágrimas parecieran
sin desearlo unirse a la razón del
éxodo. Yo, en mi inocencia, clamaba que
regresaran por mis sueños y el
¡taaaaannnnnnn taaaaannnnn! se perdía en
lo azul del cielo para incrustarse de
por vida en la memoria de los
desarraigados.
Yo y el triste silencio… Cuando las
campanas dormían para despertar con más
dolor y retumbar en lo alto de la
serranía llorando el desalojo del
destierro obligado. Allá van con ellos
los ladridos lastimeros de los perros,
no van felices, saben que es un viaje
sin retorno.
Envueltas en faldones largos y cubiertas
sus ansias en un rictus de dolor,
caminan las mujeres, sus sueños rotos y
sus vidas inconclusas y la rudeza de los
hombres que se ha deshecho y ensombrece
sus rostros. Únicamente fantasmas
atraviesan callejones y calles de mi
pueblo, incluso ellos lamentan el
exilio, su soledad se siente en el
sonido de los pinos y de la montaña baja
el canto lastímero de los pájaros… Es un
adiós interminable.
Apenas y vislumbro el polvo de la
caravana y miro mis pequeñas manos
asidas al cordel del campanario, mi ser
se estremece sin comprender mi
permanencia. El agua bronca viene
bramando, ella también está inquieta,
percibe que algo está pasando y pide al
cielo, un porqué... Cuando al fin mis
pequeños pies corren y corren, eterno es
el camino y lenta la carrera, voy
perdiendo ya mi identidad, solo se
incrusta el tañer de las últimas
campanadas.
Todo queda quieto… Todo ha cambiado, y
allá en lo alto del campanario un triste
sonido dice adiós, y el corazón se
vuelve triste porque las cabezas no
miran más atrás, duele y lastima
demasiado dejar las voces y miradas
entre las paredes de quienes partieron
al morir… aún estando vivos.
Hermosillo, Sonora 2015 |
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