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7.Mar.19
Hans Paul Manhey
Don del
amor
Envuelvo
en hojas secas
lo mejor
de mi vida.
Del
pasado, tal vez,
hay
frutos rescatables.
De mi
incierto presente
se colma
mi fervor
de
flores y de espinas.
En los
días que vienen
pretendo
recoger
brotes
de mis anhelos,
No es
mucho; pero es todo
lo que
puedo ofrecerte.
No
incluyo fantasías, ni flores de papel,
ni
hazañas improbables o efímeras quimeras.
Como
ofrenda gratuita,
pongo en
tu pebetero mi genuina oblación.
Mis
ardores encienden
la
hojarasca lustral;
sin
exigir a cambio
esa
ansiada expresión
que
calme mi vehemencia.
Si
aceptas mi presente,
arderá
jubiloso durante largo tiempo.
Tu
tierna complacencia avivará las brasas
hasta
que se consuma
y la
brisa piadosa conduzca las cenizas
al mar,
en cuyas olas
regresan
los recuerdos.
Lo que
ofrezco no es solo
un
sentimiento en flor.
Sabes
bien que las flores cautivan con su aroma,
su
radiante belleza y sus tiernos colores.
Efímeras, las rosas, lucen y se marchitan.
Te
ofrezco, si lo aceptas,
descubrir nuevas formas
de
compartir momentos, ocurrencias, pesares.
Juntos
encontraremos
la
emoción amorosa,
ajena a
los desbordes del afán posesivo,
pasión
voluntariosa.
caprichos egoístas.
No
intento conocerte
ni
pretendo que cambies.
Respeto
tu derecho a ser como tú quieras.
Por mi
parte, pretendo actuar sin disimulo,
no
ocultar mis defectos o inventarme otro rostro.
Te
mostraré mis manos,
mi
corazón, mis sueños;
tú verás
si me aceptas.
Mi
esperanza se nutre de un vigoroso arrobo,
inesperado, hermoso;
que
inunda mis ensueños.
Dicho de
alguna forma, bajaría una estrella
como un
don fidedigno rendido a tu indulgencia.
Sé muy
bien que no bastan hazañas imposibles;
mi
intención no te obliga
ni mi
afán te conmueve
en tanto
no haga eco en tus propios anhelos.
No
quiero fastidiarte con requiebros constantes;
Aunque
haré lo posible por lograr merecerte.
No
espero aprobación;
una
dulce mirada me dará la respuesta.
Si
caminamos juntos, aunque sea unos pasos,
será
maravilloso; aunque no por rutina.
Cuando
quieras andar por tus propios caminos,
me
alegraré contigo de que te sientas libre.
Reír o
entristecerse,
Caminar
o quedarse a la sombra de un árbol.
Comer,
beber, bailar,
descansar o afanarse,
leer o
escuchar música,
hundirse
en los ensueños;
dormir,
estar despierto,
limpiar
y poner orden.
Juntar
nuestros esfuerzos, compartir los detalles,
cuando
así nos parezca;
o
disfrutar también momentos solitarios.
Compartir lo posible; respetar lo distinto.
No
sentirnos atados a ritos y costumbres.
Evitar
el engaño, sigilos y sospechas.
No
sentirnos culpables al guardar un secreto
Ni
buscar las razones triviales asuntos.
Mirarnos
frente a frente,
en lo
dulce o amargo.
Conquistar día a día la confianza intachable.
Si
llegara a ocurrir el aciago momento
en que
ya no desees caminar a mi lado,
soportaré el dolor que me cause tu ausencia;
pero,
tienes derecho a decidir tu vida.
No es
sano estar unidos por la simple rutina.
Entre
tanto, guiado por tu tierna sonrisa,
elevaré
mi canto por aquellos caminos
que
juntos elegimos, respirando bonanzas
mientras
se nos conceda compartir nuestros pasos.
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