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19.Feb.19
Hans Paul Manhey
Nacencia lírica
Sutil,
Subrepticio,
perdurable;
un sublime rumor
germina entre mis venas.
Perdura,
me inquieta,
me conmueve.
Es distinto al susurro que
envuelve
el domo circundante,
al estertor que agita mis
entrañas,
al sonido sofocante de mis
bronquios.
No es enfadoso, como el frecuente
zumbido en mis oídos.
Recóndita presencia,
imprecisa,
sin un origen cierto.
Puedo pensar
que es el soplo preciado
de un ente numinoso,
una voz prodigiosa
el eco subyacente de la lira de
Erato.
No me quiero engañar
con mitos fantasiosos.
Lo que incuba mi pecho no viene
desde fuera.
Ese germen surgió y busca
germinar,
sin prisa,
nutriéndose en meandros
de mi oscura conciencia.
Difusas sensaciones,
alegrías, pesares,
oníricas imágenes,
ausencias, remembranzas;
se adhieren, se confunden,
enhebran filigranas
en torno a la recóndita e inefable
criatura;
mientras germina oculto
el impalpable embrión.
.
La
impaciencia malogra,
Indiscreta,
su
frágil equilibrio.
El
idílico fruto
Irrumpirá pletórico
cuando sea el momento;
no
cuando yo la abrace,
los
astros la invoquen.
Con
reverente anhelo
cubriré su contorno
con
los lienzos verbales
que
mejor le acomoden.
Con
esmero de artífice
enlazaré las voces
dignas de revestir
la
emergente presencia.
Buscaré las palabras
capaces de abrigar el preciado portento.
Mi
presuroso afán
no
logrará cubrir la naciente figura.
Resultará mezquino,
dirá
algo distinto.
Se
quedará en detalles
de
poca trascendencia.
Cuando logre avistar
lo
sublime que encierra
la
imagen subyacente
intentaré dar forma al ropaje adecuado.
Ni
más amplio o estrecho. La medida precisa.
Sin
olanes ni ornatos que resulten superfluos;
el
ritmo y el color; la amplitud y el ajuste
no
serán arbitrarios.
Cada
signo abrirá la esfera de armonía
del
símbolo latente en el germen causante
del
murmullo interior.
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