Del libro Menta de Jeanne Karen

Así que esto ha sido tu vida

Así que esto ha sido tu vida:

una carretera en línea recta, con pocas curvas, pero mortales,

enclavada en un desolado paisaje, entre bosques y desiertos.

Algo brilla en la frente.

Los días son pequeños corderos que van al matadero con sus patitas blancas y rosadas.

Las lenguas de fuera, algo para cubrirse del frío,

y los ligamentos que se lastiman con cada paso.

Unos ojos grandes te miran desde el filo de la mañana, a las ocho en punto.

No hay ninguna sensación al despertar,

el día despunta con su abrigo azul y rojo,

y nada vacía más el corazón que el tarro de café sin un gramo de felicidad.

Pregunta por los ángeles, no has aprendido todos sus nombres.

Cuando es tarde, la calma se disipa. Vamos al desvelo con la entraña abierta.

La oscuridad nos cubre, pero no protege.