Nunca dejo  

Del libro Menta

Nunca dejo de reutilizar los objetos hasta donde la necesidad

y la imaginación me lo permiten.

 Me guío por la columna de humo

(el lenguaje también está en las patas de conejo).

No hay una cosa tan brillante y destructiva como lo nuevo.

 Si uso un objeto se queda conmigo hasta el día de su destrucción;

así veo cómo desaparecen las líneas de cada neumático,

 la forma en la que se termina la barra de jabón con muchas burbujas en la tina,

el fondo del pan de caja, un cuadrado mal hecho, pero con buen sabor.

Lo que más disfruto es encender el último cerillo, húmedo y rasposo, nostálgico de fuego.