San Luis Potosí
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27.Oct.21
De la poesía de Jeanne Karen
Olor verdecalma
Del libro Menta
Olor verdecalma, verdelibre, verdedía, verdegrama, verdeola, nocheverdeintensa.
El calor se fuga por las alcantarillas, por las ventanas o las puertas devastadas
por una tormenta. Se forman nubes plácidas en otro cielo. Aquí,
sobre los viejos asentamientos, permanecen los aromas.
Orégano seco y a punto de quemarse es el anochecer,
volutas en lo alto, rojas copas de reyes muertos.
La realidad es un camino muy largo, el recuerdo de las orillas musgosas
le da suavidad a la vida. Entre la plata de las hojas, en las aguas densas de un canal,
en los ojos cerrados de la libélula está la lavanda del camino,
meciéndose sola, sin que nadie perciba su existencia en el mundo. Refresca.
Otra línea se rompe en el horizonte, azules puros explotan.
Conocí un árbol la noche de la lluvia interior:
en el tronco estaba clavado el dolor de mis ojos.
Si alguna vez tienen miedo, les he dicho, recorran las mismas calles
y acurrúquense en la raíz, cortadura extendida por toda la avenida.
Alguna vez en el lugar un hombre fue duro diamante,
un hombre fue mano firme y deseo,
un hombre fue entraña, y apenas sobrevivió.
Del tiempo posterior poco sé, pero él no está completo.
Mastica la oscuridad, muerde las hojas secas de la muerte.
Desde hace unos años froto hierbas a la entrada de la casa donde duermo,
los gatos trepan por otra parte, se vuelven negras líneas sobre las bardas,
sombras de difícil definición. A la escalera le faltan peldaños,
y todo se acaba poco a poco. Soy el más duro adiós de la ciudad.