Daguerrotipo
Herrumbroso paisaje que pinta
el paso
voraz del sol y la edad,
la memoria
se fuma un porro de
amnesia y
busca refugio en las
piernas
abiertas de la soledad.
Cruzo la puerta y olvido
que tu alma es de cristal,
se oxida la oz y el martillo,
araño silencios, quiero cantar.
Sombra
gastada, madera roída,
quietud
insondable, la tempestad;
casa con
techo de cielo abierto
y pisadas
de fantasmas mudos
que el
tiempo no pudo matar.
Cruzo la puerta y olvido
que tu cuerpo sabe a sal,
asaltan tus ojos buenos,
de los míos sale el mar.
________
Sé
- I -
Sé de tu boca
que no existe
amor para siempre.
Sé de tus labios
que en esta vida
nadie es indispensable.
Sé de los sabios
que la historia del amor
siempre es la misma.
- II -
Un buen día,
chico conoce a chica;
se exploran,
se entrelazan,
se funden
y se aman
(aunque no siempre se aman).
Un mal día,
se atormentan,
se maldicen,
se alejan
y se olvidan
(pero no siempre se olvidan).
- III -
Sé que te quiero,
aunque no sepa
por qué te quiero.
Sé que cuando tus labios
besan mis labios,
el tiempo se vuelve eterno,
y tu cuerpo me es indispensable.
Sé que cuando te tengo,
me tienes,
nos
tenemos;
entre los dos ya sólo sabemos
el
lenguaje de los cuerpos.
________
A un blues perdido en un
traje sastre
Parecías un caso perdido
para las buenas conciencias:
artista incomprendida
que injuriaba el machismo,
hippie insurrecta
que caminaba descalza
agitando las banderas.
Pero te rendiste,
cuando tus sueños
apenas eran sueños,
y te agarraste al mundo
del que tanto protestabas.
Tus cabellos enredados,
que creíste sin remedio,
encontraron en un peine
argumentos y consuelo
de saberte en un encierro:
un trabajo, la oficina
y, los fines de semana,
a beber con tus amigas.
Ahora que eres bien vestida
y el derecho te persigue,
que a las cinco te levantas
casi todas las mañanas;
te recuerdan esas noches,
sexo, blues y mariguana.
Pero abajo, más abajo,
muy abajo y a la izquierda,
hay un mundo que se mueve,
que se agita y que te grita:
somos
muchos desgraciados,
pero muy
desperdigados.
Que la vida hay que vivirla;
que la muerte sólo vale
si se vive con ideales,
con tu puño levantado
y gritando enardecida:
hasta siempre, comandante,
hasta la
victoria siempre.
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