Cuando se escribe un poema de cualquier temática nos preocuparemos de lo
que vamos a comunicar a esta pieza literaria, (también es válido no
querer comunicar nada, pero atenerse a las consecuencias estéticas)
preocuparnos sí lo que estamos escribiendo ya se escribió en otra parte,
aquí hay tres caminos a seguir:
uno.- repetir más o menos lo que ya se dijo (imitación)
dos.- afrontar el mismo tema, pero con otra visión, pudiendo llegar a la
originalidad y
tres.- la originalidad (tan cuestionada porque se sabe que la
originalidad nace de las ideas del pasado, claro si alguien, puede esto
último demostrarlo)
Cualquier camino que sigamos nos llevará a la aventura del lenguaje:
La
soledad de la palabra.
"La palabra es el último puente de la razón, después comienza el
precipicio del espíritu: caída que sólo es vértigo, ahí abundan los
misterios de la creación humana, desde ahí comenzó Dante a escribir su
Divina Comedia, ahí también Milton, su Paraíso Perdido; ahí principio y
fin, y encuentro con la posteridad."
La
precisión poética implica evitar todo aquello que desvía su objetivo
literario (adjetivación innecesaria- el adjetivo preciso, sino
suprimirlo-), nuestro sujeto poético desarrollarlo con virtudes, cuando
sea posible, magníficas:
"La claridad de un poema debiera ser como una copa de cristal de murano:
su sonido fuése igual a su transparencia."
Las metáforas, comparaciones e imágenes son importantísimas debido a que
evalúan nuestro nivel de conciencia poética. Estas, las metáforas, al
reescribirlas como en el pasado literario les brindamos simplemente un
mejor brillo; si las desvirtuamos no hacemos más que verlas de otro
modo, debido a que en el pasado histórico demostraron su eficacia.
(prueba del tiempo que enfrenta al lenguaje en cualquier época)
Una metáfora debe ser escrita con el conocimiento de su tradición,
arropada con la indumentaria del presente; presente que es siempre
pasado, porque una metáfora "ejemplar" resiste el tiempo, pasado -
presente - futuro.
Reitero:
escribir poemas es un acto originario, es transcribir desde el
nacimiento del lenguaje con letras que luego serán palabras, y a través
de la "poiésis" (invención, creación), las palabras se hacen amantes-
cómplices - y al juntarse entre ellas nombran y vuelven a nombrar el
mundo como supuestamente lo hizo el primer Adán de la biblia.
Volver a nombrar es decir un poeta que nombra, es un gran peligro para
los diccionarios y gramáticas desde Nebrija, primer autor de la
gramática española en 1492, porque con Nebrija la lengua fue organizada
para funcionar en el futuro como una herramienta pragmática de
comunicación simplemente.
El
poeta que nombra crea otro lenguaje humano y este lenguaje persiste
sobre el que está establecido previamente por la historia y las
costumbres humanas, un lenguaje poético, y su posible fruto, si mejor
nos va, será la poesía.
La
poesía no está presente ni definida en los diccionarios de la lengua,--
cada siglo cambia su definición -- aunque algunos gramáticos, lingüistas
y científicos modernos, con una ciencia de la literatura que han
adaptado a sus métodos, han creído atraparla para su disección, pero
ésta, la poesía, es inefable aún para las ciencias materiales: la poesía
pasa ausente y desapercibida de la lógica occidental que la vio nacer, y
obscura e irremediablemente libre como la hija extraviada de la razón de
los hombres.