Hay trampas de luz en el
cielo
para los que andamos a pie.
Miro hacia arriba
diseño milagros con las formas que
pretendo.
Se fuga de mí, el asombro
y con él escapa la fe
que con nudillos defendí
en los límites del júbilo.
No quiero ser flexible
cuando en el corpus deletree
mi contradicción,
la angustia en el círculo contrito de los
labios,
el tiempo que miente
y entrega su reloj al enemigo.
La ciudad se asfixia de multitud
y está desnuda, tan sola
como los cantos de mis huesos.
Aprieto el bazo;
creo en los relatos que pensé
en mi vientre.
Vuelvo la mirada hacia arriba.
siento cómo se rasgan los sueños
Son vocablos que se extraviaron
en los puntos cardinales de la espera,
en la marcha buscando astros con los pies.
¡No hay ángeles, sólo trampas en el cielo!
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