Tulancingo cultural tras los tules... Tulancingo, Hidalgo, México |
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22.Dic.10 |
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Ruth
Pérez Aguirre
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Ixchel, la diosa luna
al poeta Rafael Jesús González
En lo alto de la pirámide la luna contempla la ciudad espectral de los dioses. Su deífica luz besa cada escalón al ir descendiendo lenta mente hasta alcanzar la tierra.
Llega puntual a la cita de amor el dios Jaguar acecha en la espesura observa con deleite el descenso del manto antes de caer a la hierba insinuante igual que la serpiente.
Ella avanza hacia él sensual con narcótica sonrisa se interna entre el follaje inhóspito que abre sus brazos para acogerla.
La ciudad sagrada de Chichén Itzá hogar de los valientes itzáes queda sumida en la penumbra envuelta en húmeda neblina inmersa en el espíritu de las cosas.
Alguien escruta en silencio Kukulkán dios del viento repta cerca de los enamorados con la noche enroscada a su cuerpo cuida a la diosa de ese impío amor que le inspira desconfianza.
Ixchel es inocente blanca y pura ha perdido su frialdad desde que se viera reflejada en los ojos dorados del jaguar.
Él camina entre los árboles callados la luna lo sigue dócil como novia rumbo al tálamo. Kukulkán aguarda crece su temor por la fragilidad de la diosa porque el jaguar la ha hipnotizado.
La ciudad siente frío presiente que caerá una desgracia sobre su pueblo porque habiendo nubes no pueden ver la luna.
Creen que la diosa está molesta con ellos Enloquecidos pintan de azul sus rostros encienden antorchas salen de sus casas en frenética danza en su honor.
Ella los escucha son sus hijos y despierta del embrujo. Presurosa llega al pie del templo asciende por los escalones su manto besa la piedra fría inundando de luz todo a su paso.
Al llegar a lo alto la diosa se desprende de la Tierra y se eleva para ir a descansar al firmamento. Los danzantes extenuados regresan a sus hogares satisfechos ha vuelto la luz el temor a la ira de sus dioses ha desaparecido.
Kukulkán repta por la pirámide imponente desafiante Ixchel lo mira desde su refugio . . .y tiembla. Dentro de la espesura sin vida yace el cuerpo del dios Jaguar . . .
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