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La Poesía,
Luz de Futuro
por
Javier Malagón
Cuando un grupo de escritores se reúne, como en este Segundo
encuentro Latinoamericano, se hace la luz. A estos
artistas que escriben poesía o prosa se les enciende una luz de
futuro en la frente e iluminan todo lo que está cerca de ellos.
Hoy se hermana Latinoamérica iluminada y comienza a escribirse
una página más de futuro.
Para hacer un buen futuro necesitamos del acuerdo de muchos. Y
de que muchos piensen parecido, pero con conciencia y visión,
con visión de futuro. Y eso desgraciadamente no se aprende en la
escuela. La escuela es incapaz de hacerse cargo de la educación
que le han delegado los padres. En la casa ya no se educa la
visión de futuro como camino a la felicidad. Desgraciadamente
los medios de comunicación masiva son la verdadera escuela de
nuestros hijos. Porque son más que inocentes medios de
comunicación. Lo que nuestros hijos son y anhelan es lo que
dichos medios hacen que sean y anhelen. Por eso se ven tan
pequeños, con una adolescencia alargada y con una mirada corta.
Nuestros hijos, hijos de la tele, son ahora inermes y
desencantados.
El
uso de la tecnología en los medios de comunicación masiva
(incluidos los multimedia también, por supuesto) ha servido para
sostener al poder. Poder no solamente político, sino monopólico,
narcotraficador, depredador, etc. Que quede claro, no estoy en
contra de la tecnología sino en contra del uso ventajoso de ella
y de la omisión de su uso a favor del arte, la cultura y la
educación.
Lo
que ha pasado en nuestro país es lo mismo que ha pasado en todo
el mundo. Perdimos la brújula. O sea, la poesía. La tecnocracia
la ha tratado de esconder. La injuria y menosprecia. Ha
mediatizado a nuestros hijos a través del uso de la tecnología.
Debemos apelar pues a la poesía, a la poesía que debe
encontrarse en cualquier escrito literario, a la poesía que se
manifiesta en cualquier arte; a la poesía que se encuentra en la
poesía. Pues, ¿cuál es la utilidad de la poesía? Dejemos que
Robert Graves lo conteste:
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Esta era en un tiempo una advertencia al hombre de que
debía mantenerse en armonía con la familia de criaturas
vivientes entre las cuales había nacido, mediante la
obediencia a los deseos del ama de casa; ahora es un
recordatorio de que no ha tenido en cuenta la
advertencia, ha trastornado la casa con sus caprichosos
experimentos en la filosofía, la ciencia y la industria,
y se ha arruinado a sí mismo y a su familia. La «actual»
es una civilización en la que son deshonrados los
principales emblemas de la poesía. En la que la
serpiente, el león y el águila, corresponden a la carpa
del circo; el buey, el salmón y el jabalí a la fábrica
de conservas; el caballo de carrera y el lebrel a las
pistas de apuestas; y el bosquecillo sagrado al
aserradero. En la que la Luna es menospreciada como un
apagado satélite de la Tierra y la mujer considerada
como «personal auxiliar del Estado». En la que el dinero
puede comprar casi todo menos la verdad y a casi todos
menos al poeta poseído por la verdad. |
Que no nos resulte extraño que quien coordina estos esfuerzos
sea una mujer con visión de futuro: Cristina de la Concha. Que
aunque seamos varias organizaciones culturales las que se reúnen
en este proyecto, la cabeza es una mujer en su papel de
representante del orden. Una mujer que sabe lo vital de la
poesía para la humanidad.
Palabras de José Martí: ¿Quién es el ignorante que sostiene
que la poesía no es necesaria a los pueblos? Hay gentes de tan
corta vista mental que creen que toda la fruta se acaba en la
cáscara. Y, ¿por qué no debemos ser ignorantes y sí apostar
a la poesía? Porque la poesía nace, como diría López Velarde, de
la combustión toda de los huesos. ¿Hay algún político que esté
dispuesto a prenderse fuego? Digo, ¿al menos metafóricamente?
No, claro que no. Si no, se convertirían en algo así como
Mahatma Gandhi o Madre Teresa de Calcuta y ninguno de ellos está
dispuesto a pagar el precio. Sí, cobardes.
Y
qué pasa cuando un político cree en la poesía y además la apoya.
Mucho. Un político comprometido con la poesía es un político de
futuro. Un político que lee poesía, conoce el futuro pues lee a
los que vaticinan, a los Vates. Tal vez la poesía nos
salve todavía del infierno de los habladores profesionales,
dice Roberto Juarroz. Confiemos en los Bardos que sí están
dispuestos a sacrificarse. A esos que son el coco de los
políticos, como decía Luis Cernuda: ¿Qué país sobrelleva a
sus poetas? A sus poetas vivos, quiero decir, pues a los
muertos, ya sabemos que no hay país que no adore a los suyos. |
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