AGUA EN EL ROSTRO DE MIS RECUERDOS
José Antonio Durand
Alcántara
A
cuenta gotas llega el agua
como
precursora de tormenta
a
esta cansada memoria
regando para que florezcan
mis
recuerdos infantiles
Chubascos añorados
torrenciales aguaceros
de
melancólica evocación
que
bañaron mis mejores días
de
aquellos cinco o seis años de vida…
Me
imagino a mí mismo
viendo a través del cristal
de
aquel ventanal tras el cual
pegado el rostro al vidrio
miraba caer la intensa lluvia
sobre mi soñar de niño
Instalado en la fantasía
de
aquel pequeño jugando con agua
construyo con las fuertes gotas de la lluvia
un
universo interior e inmenso…
Así,
empapado de querencias,
acudo a esta cita con el agua del ayer
Cientos miles de soldados
renovados al salpicar
emergen como realidad bélica
al
estamparse en el piso del patio
las
gotas del chaparrón
Ahí
en la tierra o el cemento
entre mis ilusiones de niño
y su
alcance en la imaginación
los
soldados marchan
uno
tras otro tras otro tras otro…
Chipi chipi chip;
chipi chipi chip
“Pepe no te mojes
vas
a ver con mi mamá”
Ahí
en el piso
de
cemento o de granito
las
huestes sin rumbo
pero
en orden marcial
marchan en mi delirio
hacia una gran guerra imaginaria
Batallones de soldados
bien
formados
se
dirigen a guerrear
sin
más armas
que
sus cuerpos de agua
Todos prestos
a
ceder su sitio ante la llegada
de
una nueva oleada
de
gotas-guerreros de la lluvia
acompañados por el ruido
acompasado de tambores
que
brotan con estruendo
del
techo laminado
Al
susurro de tambores
se
suma el fragor de los cañones
que
estallan en el cielo
con
sus luces de relámpago (“furia del cielo”).
Cómo
no tener miedo
al
rugido del rayo-cañón
si
apenas se cumplen cinco años,
cinco años de vida-ilusión…
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