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28.Sept.09

 
   

LA YA INSTALADA TERTULIA LITERARIA

Culturalcingo, A.C.

Unión Latinoamericana de Escritores

 

Continúan las tardes de lectura, la última, llevada a cabo el pasado 7 de agosto en el Distrito Federal, fue, además de amena y divertida como las anteriores, particularmente interesante por la diversidad de textos y la presencia de Saúl Ibargoyen (todos se portaron muy bien -mientras estuvo él presente, claro-), sobre la que algunos de los asistentes nos enviaron sus comentarios y, por supuesto, José Antonio Durand nos preparó una reseña, así que va esta larga hoja de crónica con poesía, cuentos, fotos, acotaciones y alguno que otro exabrupto.

C. de la C.

 

 

TEMPO

 

Para Ylia

 

El futuro

construye el presente

         recordando.

 

Ignacio Martín

Edición de autor

 
 
     
 
 

 

 

TERCERA TERTULIA LITERARIA

 

José Antonio Durand

 

En ese acogedor y espléndido ambiente que se forma en la casa de Cristina de la Concha, cuando nos convoca a leer nuestros textos en lo que ha dado en llamar “Tertulias Literarias”, nos reunimos el pasado viernes 7 de agosto dieciséis escritores, a saber: Esther Alvarado, Luis Ovidio Ríos, Félix Pacheco, Gustavo Ponce, Jesús Ortega “Pterocles Arenarius”, Nicolás Fuentes, Jorge Quintanar, Chelo Boom, Gloria Pérez, Ángeles Gaos a quien acompañaba su hermana, Ignacio Martín, Jorge Santoyo, Saúl Ibargoyen, Mariluz Suárez, la anfitriona Cristina de la Concha, el buen amigo Salvador.y su servidor, José Antonio Durand.

 

 
 

Saúl Ibargoyen

_______________

 

 

 
 

La reunión en casa de Cristina:
 
Si se hubiera tratado de una comida en lugar de lectura de poemas y cuentos, diría que fue una  salsa deliciosa: pusimos en el molcajete sabores delicados, finas hierbas, buenos sazonadores y algunos ingredientes muy picantes.
Si se hubiera tratado de música, diría que esa tarde-noche cada quien cantó en su propio tono, cada cual ejecutó lo mejor que pudo su instrumento y el concierto que se oyó fue la mejor sinfonía del verano.
Se trató en realidad, de un reunión de escritores, de amigos, de poetas y fue tan cálido, tan emotivo, que nadie quería irse. La única manera de desprendernos del lugar fue debido a la amenaza de Cristina de arrojarnos por la ventana (estábamos en un tercer piso) y también porque prometimos repetir muy pronto la experiencia. 

Esther Alvarado

 
 
     
 
 

 

      Al igual que en las dos anteriores sesiones tertulianas, la intención no era otra que la de intercambiar nuestros escritos. Someter al juicio de la opinión ya el poema, ya el cuento… Leer ante un público compuesto de narradores y poetas los textos escritos por cada uno de nosotros, y recibir los comentarios de colegas identificados por el mismo gusto de compartir el discurso literario.

      Tuvimos el aporte erudito vertido por Saúl Ibargoyen (quien posee en su haber más de setenta libros de poesía publicados), que abundaba sobre los temas contenidos en nuestros textos ilustrándonos respecto a caracteres diversos y tópicos colaterales. La experiencia construida como profesor de la SOGEM durante los no pocos años en los que ejerció la docencia, dotaron a Ibargoyen de notables habilidades didácticas de las cuales nos convidó.

Foto: Félix Pacheco

 

 

Foto: Félix Pacheco

El cuento de Pterocles fue ingenioso y divertido.

Gustavo Ponce

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Mariluz Suárez

 

Esther Alvarado

 

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Un haikú de Gustavo Ponce:

Whitman fuma con

deleite su pipa con
hojas de hierba
 
 
 
... y nosotros reíamos y reíamos al escuchar los haikús de Gustavo Ponce quien, no obstante, con todo estoicismo continuaba leyendo, a sabiendas de lo que podía suceder (¡leyó casi todo el libro!).

C. de la C.

 
 
     
 

 

Tomándose la foto

C. de la C.

 

 
     
 
 

 

(J.A. Durand continúa:)

     Mariluz Suárez, no obstante su cercanía con Saúl Ibargoyen, ha dado a su literatura el sello propio de una dramaturga consumada al través de una lírica madura y profesionalmente desplegada.

      Asimismo, fue notable la propensión filosófica contenida en los escritos poéticos del hispano-mexicano Ignacio Martín que se debatía entre la vena humorística y la solemnidad de sus textos: breves, consistentes sin duda.

      Tampoco podía faltar la ya común sátira que inunda los “poequeños” de Felix Pacheco, o la sintética producción de Gustavo Ponce en su incursión por la cultura oriental al presentarnos su reciente colección de haikus. 

      Al participar desde hace casi diez años en el mismo taller literario del IFAL, las escritoras Chelo Boom, Gloria Pérez y Ángeles Gaos han desarrollado ciertos ritornelos temáticos y estilos si no del todo parecidos sí coincidentes, cada una conservando, no obstante, su propia identidad narrativa.

 

Gloria Pérez

 

      Caso semejante es el que reunió en el afamado Taller de Poesía universitario de Juan Bañuelos a Nicolás Fuentes, Jorge Quintanar, Gustavo Ponce, entre otros destacados vates.

 

Jorge Quintanar

      No sé si debe decirse que Jorge Quintanar, por ser Ingeniero Químico, constituye una suerte de rareza como escritor, o bien decir que ha sido justamente su formación de ingeniero lo que lo mueve a hacia las letras. Una vez más confirmó su vocación por las alturas al dar lectura de textos inspirados en sus muy frecuentes viajes de escalador de las montañas, su deporte predilecto.

 

   

De Félix Pacheco:

 

Nudos



I

Es tupida esta idea de escribir
siendo sólo un pepenador de letras
Pero más es tupida mi ignorancia
al tratar de cruzar la madre selva
desafiando el lenguaje de los pájaros
ahora que a duras penas conozco mi alfabeto



II

Si, ríete sé muy bien
que ya pasó
el tiempo
de aventuras
y hay nieve
a punto de alud
escurriendo
en mi cabello



III

En esta tarde
que es tupida
de caricias inocuas
adornando
nuestra despedida
sólo en el estupido afán
de mantener
las apariencias



IV

el crepúsculo
se mantiene
entre luces
esperando
que las sombras
vistan de gala
el horizonte
 


V

Es tupido
de anáforas
mi lenguaje
intentando
querer
y querer
intentando
hacer poesía
 


VI

En fin
ya estoy en paz
despídeme
del poema
prometido
 

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De Mariluz Suárez Herrera:

 

DIÁLOGO CIRCULAR

ÉL: ¿Quién llamó?

ELLA:   Llamó una señora.

ÉL:   Señora o señorita.

ELLA:   ¿Señorita? No creo, me pareció de edad.

ÉL:  Edad, ¿como tu mamá?

ELLA:   Mamá es grande, en comparación.

ÉL: En comparación ¿con quién?

ELLA:   Quién más puede ser ¡con ella! La que nos molesta.

ÉL: Nos molesta, porque no hemos puesto un alto.

ELLA:   ¿Alto? Alto que no respetará.

EL:   No respetará lo que no le exijamos.

ELLA:   Le exijamos, le pidamos, le supliquemos.

ÉL:   ¡Supliquemos! ¿de qué hablas?

ELLA:   Hablo de nosotros, de la falta de sentido, de las explicaciones no coherentes, del sufrimiento.

ÉL:   El sufrimiento, ja, ja, como parte de la felicidad.

ELLA:   Felicidad, que ni siquiera conoces, te da miedo.

ÉL:   Miedo, es lo que tú crees, yo no tengo miedo a equivocarme, ni a ser libre.

ELLA:   Libre sí,  pero ¿para vivir o para durar?

ÉL:    Durar, ¡claro! Siempre y cuando esté una mujer de por medio, con la que tenga que cargar, hasta que el impulso inicial pierda su ímpetu.

ELLA:   Ímpetu de regresar a lo mismo, o de lanzarse a lo nuevo, o de quedarse igual.

ÉL: Igual, sí me da exactamente igual. Me da igual lo que pienses. Por cierto, ¿quién llamó?

 
 
     
 
 

 

      Esther Alvarado, quien además de ser poeta y cuentista es fotógrafa y compositora de canciones populares (varias de ellas incorporadas en la programación habitual de importantes estaciones de la radio mexicana), presentó, amén de una muestra de su narrativa, poesía para niños: de voz sensible y ternura plástica.

 

 

 

Chelo Boom, Ángeles Gaos y su hermana.

 

 
 
     
 
 

 

       Luis Ovidio Ríos, quien ha desarrollado una poesía sumamente depurada la cual constituye la mejor recomendación para inscribirse en el taller literario que imparte en la colonia Roma, ofreció textos de reciente factura.

      Jorge Santoyo, quizá el más joven de la cofradía reunida en el escenario brindado por De la Concha, nos remitió a la temática tradicional de la poesía, pero tratada de manera original.

Jorge Santoyo

      Seguramente que la mayor atención se concentró en lo terrible (por utilizar un adjetivo suave) de la temática de los textos de Jesús Ortega (quien, por cierto, nada tiene que ver con el homónimo político perredista) a quien mejor se le conoce en el ambiente literario como Pterocles Arenarius. Y es que nunca estaremos del todo familiarizados con la violencia tremendista que imprime a sus escritos. En opinión de varios de los tertulianos, hoy día nadie supera a Ortega en sordidez, obscenidad, procacidad raya en la vulgaridad de una literatura que envuelve y cautiva por su fuerza y destreza estilística. Ahí mismo este comentarista y otros tres invitados, compramos su último libro de cuentos.

      Cristina de la Concha, quien en la Segunda Tertulia se develó como poeta de primera, nos regaló con varios de sus textos perfilando un peculiar formato de lírica, asimismo, presentó parte de su última producción cuentística.

      Quien aquí relata, dio lectura, en dos ocasiones (gula literaria, podría decirse), de un mismo relato: mezcla de denuncia política en un contexto socioantropológico de extrema pobreza.

      La siguiente Tertulia, la Cuarta, con una renovada pléyade de escritores, se realizará el próximo mes de octubre del año en curso. Sólo esperamos que Cristina disponga el escenario en el cual tendrá verificativo.

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El buen amigo Salvador quien obsequió a los lectores con unas ricas bebidas.

 

Con la literatura como patria, la poesía como patria chica, en esta tertulia coincidí con paisanos ya conocidos como Cristina, Durand o Pterocles, pero también conocí a nuevas paisanas, de la poesía, del nacimiento y de la patria de adopción, como Ángeles Gaos y su hermana; salud por eso.

Ignacio Martín

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Mi enhorabuena a Cristina de la Concha por el éxito en la organización de la tertulias literaris y gran acierto, de haber invitado a Saúl Ibargoyen quien compartió con el grupo ahí reunido su  poesía y buena vibra poética literaria, esperamos que dicha actividad se siga realizando  

Félix Pacheco

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De Luis Ovidio Ríos:
 
 

Somos dos hielos

en un vaso de whisky;

dos rocas de un mar seco

que alguien bebió.

 

Nos derretimos juntos.

 

¿Quién retiene el vaso en la mano?

Quien nos da vueltas,

nos marea

como si nosotros bebiéramos;

nos observa:

siempre hay un hielo que sobrevive del otro

se alimenta de su frío

y apresura la inevitable agonía

como si fuera ajena.

 

 

De Jorge S. Luquín:

 

Poema para ser encontrado

 

¿Cómo romper el muro y penetrar tus secretos

sin que sea el alcohol la forma de tenerte

ni las putas las musas

ni la erudición el medio?

 

Sino sólo la vida, el cantar por cantar

los sueños y las ansias, la muerte y el misterio

y que el sexo perfume sin que manche tus hojas

que el dolor te sublime sin volverse grillete

y el amor te revuelque sin voltearle la espalda

 

Cómo embriagarse de ti, poesía

sin los mismos acordes

con pies de plomo, transmutado en oro

forjado en atanor de carne y pensamiento

de imagen y emoción.


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C. de la C. (Foto: Félix Pacheco):

¿Terribles los textos de Pterocles? Sí, siempre la realidad es terrible, las verdades son terribles y decirlas es terribilísimo y quisiéramos que todo fuera color de rosa y la literatura sólo hablara del cielo azul y las flores del campo y que lo íntimo recóndito del ser humano no se emitiera nunca, como si al callarlo dejara de existir.

_________

 
 
 
     
 
 

MISERIA EN LA POBREZA

(fragmento)

de José Antonio Durand

 

Bóngoro quiñá, quiñá

quiñá, quiñá

quiñá, quiñá

el bóngoro

 

Ahí, donde el hacinamiento y la promiscuidad se instalan en las riberas del canal de aguas negras que atraviesa la ciudad perdida en Barrancas de San Fernando, y que es sitio predilecto no sólo para tirar en el desagüe perros y otros animales muertos sino también cadáveres, quién sabe de cuántos cristianos.

     Ahí, donde las viviendas se levantaron con láminas de cartón, piedras amontonadas, madera y materiales de deshecho…

     Ahí, frente a la pocilga de su amada, está un hombre maltrecho, recientemente golpeado y de suyo maltratado por la vida rogándole a su otrora amante que regrese…

 

Vuelvo a ti Marina perra

Vuelvo a ti piruja hiena

Auuu auuu

 



 

Pterocles Arenarius

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Y todos leímos en la Tercera Tertulia Literaria con De la Concha. Hubo "de chile, de dulce y de manteca", el tiempo voló y en un abrir y cerrar de ojos había que despedirse con el agradable sabor de una reunión difícil de olvidar.

Mariluz Suárez Herrera, dramaturga.
 

________________

José Antonio Durand

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De Esther Alvarado:

ALTIPLANO

A San Luis Potosí y su desierto

 

Para saber que vivo

besa mi sed

a los rugosos labios del desierto

beso este breve abrevadero de nostalgias

beso este páramo perenne de los  sueños

 

Me asilo entre las grietas huérfanas de agua

y me abandono así al arenal de viento

 

Soy primitiva roca en pedregal hirviente

soy fósil del erial que me adormece

 

Aquí hoy se conjuga el infinito

si miro hacia fuera en esta calma

y vierto hacia dentro la mirada

 

Soy cactus y raíz

albergue en el exilio de los ríos

pulso ungido de arrítmicos compases

latido en el torrente subterráneo

 

Soy cómplice del ansia de los cardos

aliada  incandescente de la savia

se hace verde la sangre

de mi espinoso corazón abierto

 

Los hombres y mujeres del desierto

hoy se beben el sol de mediodía

para avivar el fuego de su entraña

 

Mi sombra

polvo seco

disuelto en el perfil de cada piedra

sombra ceñida al cactus que se yergue

bajo el crisol que arde en la pupila

a veces se refugia entre mi piel cardada

entre mi voz rasposa

el yermo claustro de mi cuerpo

 

La sombra muda en humedal remoto

suspira por el pozo ante la hoguera

como halcón que se posa en el huizache

con la luz retenida entre sus garras

 

Camino donde afila su daga el horizonte

donde el rostro se ensancha ante el paisaje

y se evapora en día

en gotas pequeñísimas de ocaso

 

Qué rojo resplandor

cuando en el cielo

arde imprudente el corazón desnudo

incendia matorrales y mezquites

ante el glóbulo bufo de mi sangre

 

 
 
 
   

Brotaron en la tarde los cabuches

se abren y se entregan sin reposo

pero luego rendidos se adormecen

sobre sábanas verdes de biznaga

 

El áspero rumor de los nopales

modula la cadencia de la tierra

concierto de las fábulas que cantan

porfías de gavilanes y serpientes

 

Comienza la barroca sinfonía

del órgano monumental en el desierto

frente al coro silente de las yucas

y el filo abrasador de las espinas

 

Se inclinan los magueyes cuando escuchan

el eco entre las pencas

bajo la rústica armonía del silencio

 

Y yo me quedo aquí

besando el aire

el arenoso cauce de los sueños

me quedo donde hierve la memoria

donde anida el crepúsculo

donde el espejo inerte echa raíces

 

Me quedo para siempre en esta llama

en esta tierra de fuego fértil

incendiaria de utopías

 

 
 
     

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