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4.Ene.1920

 
             
 
     
   
     
  La cultura política y la política cultural desde la pupila reporteril, La Nave de los Locos, libro fundamental en la bibliografía de Roberto López Moreno (el poeta, el periodista, en el pulso de nuestro tiempo) acaba de ver la luz en este septiembre de 2019. "Será sin duda su libro de cabecera"

 

 
     
     
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Roberto López Moreno  
     
     
     
     
   Chiapas  
     
     
 
     

 

 
     
 

 

 

 

La nave de los locos

por Roberto López Moreno

 

El gringo culto

 

A través de los medios  de comunicación, de la entrega de intelectuales nativos en pos de privilegios personales, de la total indolencia de los gobiernos del Sur  y hasta de las organizaciones de izquierda de la región con relación a la cultura, de la creación de organismos oficiales que nacen siendo auténticos elefantes blancos al servicio de los intelectuales más entreguistas de cada país –que detienen a toda costa el verdadero desarrollo cultural y libertario que nace en el seno de los países, por medio, por ejemplo, de un corrupto sistema de becas y de pícaros metidos a críticos de las artes-, al Sur se le está golpeando de muerte en el centro de su fuerza, en el eje fundamental de su resistencia.

El ataque ha sido sistemático:

  En la década de los cincuenta se consolida un movimiento de reacción en contra de la Escuela mexicana, apoyado desde afuera, desde los Estados Unidos en concreto, y que tenía en sus raíces en una corriente inmediatamente anterior encabezada por Manuel Rodríguez Lozano y apoyada por un grupo de poetas conocidos como los Contemporáneos, quienes sustentaban la universalización del pensamiento, junto con la despolitización del arte. Entre la década de 1950-1960, los pintores en reacción contra la Escuela Mexicana son favorecidos al abrirse para ellos un gran mercado de arte en el extranjero, especialmente en lo Estados Unidos, mientras el Pan American Union logra penetrar en el país e imponer sus directrices estético-políticas. Frente a las corrientes realistas, surgen las del arte abstracto o bien las de un arte figurativo basado en la expresión existencial del individuo. La OEA apoya desde Wáshington las nuevas proposiciones. (Benito Messeguer en Chiapas.)

Leticia Ocharán recuerda en su texto El arte en México después del muralismo, publicado en Moscú, cómo entre 1952 y 1953 la galería La Prisse, más que una galería, fue el centro de reunión cultural más importante de aquellos años, porque el ideal individualista como inspirador de lo creativo obedecía mejor a su concepción romántica del arte y del artista, y, por supuesto, contraria a los ideales del muralismo.

Una campaña estadounidense muy bien organizada acabó prácticamente, no sólo con el muralismo, sino con casi toda pintura de contenido en México y en América Latina. “De hecho”, afirma el maestro Antonio Rodríguez, “se combatió el nacionalismo mexicano en la misma medida en la que se exaltó el nacionalismo artístico del Norte”, representado en el expresionismo abstracto. En 1964 fue inaugurado en México por el entonces presidente López Mateos en el Museo de Arte Moderno, que vino a representar el espaldarazo final a todas éstas corrientes. Fue cuando se produjo el escándalo del Salón Esso, precisamente en las instalaciones del nuevo museo.

La compañía petrolera estadounidense Esso, de tan nefasto historial para América Latina patrocinó en el continente una serie de concursos (“semifinales”) en apoyo a las nuevas corrientes. El realizado en México (seguramente los hechos fueron similares en las demás naciones) estuvo rodeado de graves inmoralidades por parte del jurado. Uno de los actos que provocó mayor repulsa en esos días fue que uno de los premiadores, el escritor Juan García Ponce, fuera hermano del premiado, Fernando García Ponce –por otra parte, magnífico pintor dentro de las nuevas corrientes-. Finalmente, los triunfadores de la “semifinal” de México fueron rechazados en la “final” de Nueva York. El Primer Mundo accionaba el freno. Los tenebrosos petroleros, beneficiarios y columnaria de un sistema que ha masacrado a nuestros países, había realizado su concurso internacional de pintura. Los torvos habían lavado su rostro en el arroyo de la cultura.

 
     

 

     
     

 

 

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