|
La nave de los locos
de Roberto López Moreno
MÁS DE 500 AÑOS: DE RESISTENCIAS Y
REINCIDENCIAS
En el juego de espejos -lo que finalmente viene siendo
el rostro del tiempo- esta historia no se inicia en el
momento en el que Colón pisa tierra americana, abriendo
con ello la llave de un imparable torrente de sangre. No
se inicia siquiera en los atroces empeños de los Cortés,
Pizarro, Alvarado... para quienes estas tierras fueron
largo, ancho y adolorido escenario.
Esta historia da principio con las declaraciones del
español Felipe González, con motivo de la denonada
defensa de Cuba a su territorio y sobre ese hecho, y
enfocadas desde esta óptica nuestra, tales declaraciones
son calificables de “gran inmoralidad”, y aquí, en este
punto, es en donde entroncan las imágenes de los espejos
encontrados que reproducen a los mismos personajes con
diferentes nombres Aznar, Felipe VI, etc.
La historia contemporánea se asoma al espejo, y en un
contrarreflejo que se reproduce hacia el infinito se
encuentra con el viejo rostro (siempre el mismo) con el
que se manifiesta el poderoso reclamando su derecho a
agredir y saquear a los pueblos de menor desarrollo
tecnológico. A Cuba , la parte en pie de América Latina,
se le reclama la obstinada defensa de su territorio y
soberanía; esa es su gran afrenta para los poderosos, y
éstos reaccionan con espíritu de club – de pandilla,
sería el término más exacto--, definiendo una vez mas la
eterna vesania del Norte contra el Sur, ahora es
Venezuela la que está en la mirilla, confrontación del
despojo que se inició hace siglos y que aún en nuestros
días mantiene idénticas características, apenas
alteradas durante el breve lapso de una confrontación
Este-Oeste que, al cesar, deja en mayores desventajas a
esa extensa zona de pobreza marcada con la humillante
designación de Tercer Mundo, vastísimo paraje de despojo
y muerte.
La llegada de las naves españolas a los mares del Caribe
se repite una y otra vez, y en ésta corresponde a los
españoles de ahora gritar “Tierra a la vista”, en
función y beneficio de la unipolaridad de la que, en
papel de servilismo, ellos también forman parte.
Ésta no es una historia muerta. Está más viva y actual
que nunca. Acción es que produce, igual, una resistencia
que no ha cesado y que ensaya cada vez formas más
difíciles de sobrevivencia. Son más de 500 años de
resistencia que se iniciaron desde el momento mismo en
que tocó la primera nave suelo americano, para no levar
anclas desde entonces, clavadas en esta tierra,
incrustadas insaciables en lo más profundo de la vena
amarga. Desde entonces se ha establecido un perenne
mecanismo en donde, por un lado, la pandilla voraz
impone su juego de saqueo y crimen, y, por el otro, un
largo cuerpo inerme acumula en las entrañas la acción
continua de destinos adversos.
La pandilla jamás renunciará a su “derecho” al hurto y
al asesinato, siempre dispuesta a unirse para
preservarlo. Se ha visto en casos como los de Las
Malvinas, Granada, Panamá, o apoyando con el silencio
la guerra de baja intensidad contra Nicaragua o
el bloqueo económico a Cuba o las inmundicias con las
que atacan en estos momentos a Venezuela. Ante ella, la
pandilla, los pueblos pobres no tienen derecho a
defender lo suyo, a alegar por su dignidad. Las naciones
débiles, despojadas de su historia a cada segundo que
pasa, tienen asignado un solo papel: el de acatar; si
no, la venganza del club es terrible. ¿No fue la guerra
del Golfo Pérsico una contundente demostración de la
alianza de los poderosos? Toda la gavilla atacó en forma
coordinada, reclamando con santa ira su parte en la
masacre. Todo el mundo civilizado, el Primer
Mundo, el Norte, dejando caer su peso sobre un país
pobre, el Tercer Mundo, el Sur. Ellos, los del poder,
queriendo todos participar en la lección que se
administraba a la humanidad para que quedara
perfectamente esclarecido, una vez más, quiénes son los
que mandan en el planeta.
|
|