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La nave de los locos
por Roberto López Moreno
Talento no impecable, sí implacable
Se tendrá que reconocer un valor sustancial. En las
actitudes de la Pan American Union, de la galería La
Prisse y de las que vinieron después con el mismo
estilo; de la rama cultural de la petrolera Esso,
del dinero empleado por los organismos culturales de
los Estados Unidos –muchos de ellos manejados por la
Agencia Central de Inteligencia-, de los apoyos
financieros y de diversa índole proporcionados por la
OEA de aquellos años, iba implícita una promoción a
fondo en contra del arte de contenido, pero la realidad
histórica y geográfica en la que se ha desarrollado el
artista latinoamericano es poderosa, y aun desde el
abstraccionismo o el expresionismo esa historia y esa
geografía están presentes siempre, como un poder que por
encima de los deseos externos impone su verdad. Eso
quedó demostrado por parte de los excelentes artistas
surgidos de estas corrientes promovidas desde el
extranjero.
Dentro del abstraccionismo, y desde el expresionismo,
muchos creadores de genio han sido grandes artistas latinoamericanos.
En uno de esos momentos José Luis Cuevas afirma: “sí
existe un arte latinoamericano, que consiste en un
rechazo voluntario al arte europeo y al
norteamericano... Me repugna la actitud de esos artistas
que parecen ir a Nueva York a mendigar el favor de los
críticos locales como para lograr un doctorado en
pintura”.
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