Para colmo de males, me vengo enterando de que a mi querido amigo, el maestro poeta de origen uruguayo pero mexicano de corazón, Saúl Ibargoyen, lo acaban de despedir, sin mediar explicación, de la escuela de escritores de la SOGEM.
 

En una conversación privada con Saúl, que se negó a redundar sobre el asunto, simplemente me aclaró que el dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda, a quien él considera una persona de todo su respeto (y esta servidora también) no tuvo nada que ver en esta súbita resolución

Dicha resolución fue tomada por un consejo académico integrado por los escritores Gerardo de la Torre, Eduardo Casar y Víctor Ugalde, con la aprobación del director Teodoro Villegas y, tal vez, de María Elena Aura, secretaria académica.

Según fuentes fidedignas, la reestructuración al interior de esta institución era necesaria dado el reciente fallecimiento de dos maestros y la renuncia de otro más, por lo que los escritores arriba citados movieron todo a favor de favor de su amigo, el poeta Jaime Augusto Shelley, para que este ocupara el lugar de Saúl.

Independientemente de la calidad literaria de los escritores citados, particularmente la del maestro Shelley, el maestro Ibargoyen goza también de prestigio internacional. Ha publicado libros en todos los géneros, ha sido premiado y traducido a diversos idiomas, todo ello sin contar su gran calidad humana.

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