El voto
mediocre
por
César Cruz
Para
donde
mire la
vaca,
está el
becerro.
El voto,
es sin
duda un
hecho
político
y
jurídico
que
adquiere
diversas
categorías
según se
perciba
desde
una u
otra
perspectiva
de
análisis.
Esto
sobre
todo es
interesante
en el
marco de
un
intenso
debate
sobre el
sentido
que
habrá de
tener la
participación
ciudadana
en la
elección
del 5 de
julio
próximo,
y la
evidente
preocupación
por un
nivel de
abstencionismo
sin
antecedente
en la
“nueva”
democracia
mexicana.
Pero
vayamos
por
partes y
preguntémonos
primero
si el
voto es,
en
efecto,
libre.
Respuesta
que
depende
de la
noción
de
libertad
que
adoptemos.
Especialmente
si se
trata de
una
forma de
libertad
constreñida
por
cuestiones
normativas,
tal como
la
obligación
de
acudir a
votar, o
por
cuestiones
de
carácter
ético y
moral
que
coadyuvan
a
regular
la
interacción
entre
las
personas.
Desde
otro
punto de
vista,
la
libertad
tiene
que ver
con la
posibilidad
real de
que una
persona
pueda
discernir
con alto
grado de
certeza
las
ventajas
o
desventajas
de las
opciones
que se
le
ofrecen.
Así, si
atendemos
a las
condiciones
de la
población
mexicana
en
materia
de
educación
y
cultura
política,
es claro
que sus
decisiones
están
altamente
influenciadas
por
terceros
interesados.
Un
tercer
aspecto
a
atender
respecto
a la
libertad
es,
desde
luego,
la
diversidad
de
opciones
que se
ofrecen
a la
vista en
una
elección.
En este
caso,
los
partidos
políticos
con
registro,
y sus
candidatas
y
candidatos.
Por lo
que
puede
decirse
que el
voto
libre en
México
es acaso
una
utopía,
debido
la serie
de
restricciones
existentes
a la
libertad
de
elegir y
a la
libertad
de votar
y ser
votado(a).
En un
proceso
electoral
donde la
libertad
es
restringida,
entonces,
es
natural
que las
personas
opten
por no
participar,
esto
bajo el
supuesto
de que
consideran
su
participación
como una
experiencia
cívica
vivificante.
De ahí
que no
pocos
vean con
interés
las
campañas
para
votar en
blanco o
anular
su voto.
Campañas
que
pueden
entenderse
como una
forma de
protesta
activa
en torno
a la
praxis
política
nacional,
salvo en
los
casos en
que son
evidentes
tanto el
trasfondo
político
como la
dedicatoria.
Me
refiero
al “Así
no” de
la ex
gobernadora
yucateca
Dulce
María
Sauri.
Lo que
destaca
de lo
anterior
es que
ante la
escasez
de
alternativas,
diversas
voces se
han
pronunciado
por
votar al
menos
por el
menos
malo.
Destaca
entre
estas la
del ex
consejero
presidente
del
Instituto
Federal
Electoral,
José
Woldenberg.
Uno de
los
problemas
nacionales,
creo yo,
es el
elevado
grado de
conformismo
que
existe
entre
nosotros.
Nos
conformamos
con una
clase
política
como la
que
tenemos.
Nos
conformamos
con
padecer
los
efectos
de sus
políticas
públicas.
Nos
conformamos…
simplemente
nos
conformamos
hasta
que
ocurre
algo que
nos
duele
–como el
incendio
de la
guardería
en
Sonora-
y
despertamos
por un
tiempo,
para
continuar
conformándonos,
sumidos
en
nuestra
propia
mediocridad.
Mediocridad
que se
expresa
cuando
decidimos
votar
por el
menos
malo...
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