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8 de marzo, Día Internacional de la Mujer

 
 
 
   
     
     
 

8 de marzo, Día Internacional de la Mujer  

 
     
  ¿Celebrar este día?  
     
     
  ¿Celebrar este día cuando las mujeres ya adquirieron ciertos derechos que han hecho cambiar al mundo? Sí. Celebrarlo una y otra vez, celebrarlo siempre porque todavía falta mucho por avanzar, la mujer sigue sufriendo de violencia por parte del hombre, de una misoginia y un acoso que no parecen ver el fin y que la conjugación del avance mundial en las últimas décadas con el feminismo y el miedo masculino a ser relegado por la mujer, convierte en un nuevo tipo de machismo, un híbrido que ha provocado la muerte de una cantidad inverosímil de mujeres en los últimos cinco años, como las asesinadas por sus propios maridos en España o las tristes muertas de Juárez por un clan enfermo de sexo.

Este machismo híbrido se reduce al sexo, exactamente al instinto masculino, a ese deseo que no puede acallar y que, por lo contrario, exhibe en muestras de violencia física y psicológica. Es innegable el acoso del que es víctima la mayoría de las mujeres en países como el nuestro en que no han dejado de ser vistas como objetos de placer que, por negarse a serlo, pierden su trabajo o pierden oportunidades de crecimiento profesional o no obtienen el reconocimiento debido, en que las convierten en objeto de difamación y mentiras, y, por si fuera poco, les niegan vivir con libertad, con esa misma libertad de la que el hombre hace aspavientos.

Es inadmisible que entrado el siglo XXI, continúen los secuestros de jovencitas por parte de hombres mayores para obligarlas a casar con ellos, como si estuviéramos en tiempos de la Revolución,  jovencitas que están solas porque no tienen a quién recurrir y no les queda más que aceptarlo, hechos que suceden generalmente en la provincia mexicana y, ante los cuales, las autoridades no dan la respuesta correspondiente, razón por la que sigue sucediendo. Mientras esto sucede en México, en Atlanta, Georgia, EUA, Lisa Lynnette Clark, de 37 años de edad, fue arrestada en noviembre pasado acusada de abuso de menores por contraer matrimonio con un adolescente de 15 años de edad, amigo de su hijo, de quien está embarazada, porque, como sabemos, en ese país sí se aplican las leyes al grado de que un adulto visto con un menor en un lugar público sin que tengan una razón pertinente para encontrarse ahí, puede ser acusado y sentenciado.

Es increíble cómo se completa el panorama: la generalidad masculina en nuestro país continúa teniendo sexo fuera de la relación de pareja como si viviéramos en los 70 todavía, con una naturalidad y una actitud de "necesidad" y, por tanto, de obligación de aceptación por parte del resto, no sólo como un deporte "necesario" en el que la mujer es el objeto de acción que toman, lanzan, detrás del que corren para pisarlo y darle un puntapié con todas sus fuerzas, sino también sin tomar en consideración enfermedades y contagios ni incluso el sida que puede llegar hasta sus parejas, y, además, de entre ellos muchos con el uso del viagra que, en estos casos, viene a ser como una terquedad en ser machos. Y las mujeres tienen que vivir resguardándose.

Es inaudito que estos hombres tengan el cinismo de andar buscando escape a sus instintos entre las propias amigas, e incluso parientas, de sus parejas, creyendo quizás que con estas conocidas están a salvo de contraer bichos malévolos. Y estos mismos comportamientos los enseñan a sus hijos como si fueran lo propio, lo adecuado, creyendo de verdad que padecen esta necesidad de tener sexo con diferentes y variadas mujeres ―no sea que dejen de ser hombres―, creyéndolo un derecho que a la mujer jamás le otorgarían. Con estos ánimos, la mujer sola (soltera, divorciada o viuda) es relegada, es mal vista y es motivo de sospecha, de esa sospecha "pecaminosa" por parte de toda la sociedad, de una sociedad que todavía cree en el "pecado" pasando por alto los derechos de la mujer, pasando por alto sus capacidades intelectuales y profesionales, negando el valor que corresponde al embarazo y la maternidad al considerarlos obligaciones femeninas y no los derechos y privilegios que son y sólo de ellas, sociedad que incluye mujeres... en contra de las mujeres.

La mujer sola es objeto de sospecha por parte de esos hombres lujuriosos prestos a saltar encima de ella a la primera señal, o a lo que ellos consideren una señal, por saciar su instinto. Y no sólo eso, la mujer sola es objeto de sospecha también por parte de aquellas que culpan a las "otras" mujeres del apetito de sus maridos. La mujer sola, sin respaldo masculino o social, es maltratada empujándola a ausentarse de los círculos sociales, obstaculizándole el desempeño profesional, negándole el reconocimiento a sus méritos y a sus capacidades, relegándola a la soledad ―y a final de cuentas las esposas españolas muertas por sus maridos estaban solas―.

Es loable el trabajo de mujeres como Patricia Mercado que se atreve a lanzarse a una campaña difícil de ganar, si no es que imposible, pero con la que gana espacios para nosotras, con la que gana un precedente y no es su política ni su tendencia ni su partido sino el solo hecho de ser mujer lo que hace que nuestra presencia se perciba contundente, inevitable, irrebatible en la lucha contra el machismo híbrido.  Patricia Mercado y otras mujeres, como Michelle Bachelet presidenta de Chile electa en enero pasado, nos están abriendo paso en América Latina entre esa maleza de machos híbridos para llegar a la obtención del respeto que nos deben.

El 8 de marzo es motivo del tema, motivo para expresarnos, para plantear, para decir y que no se olviden de que seguimos en la lucha, de que no aceptamos las muertes de Juárez ni las de España ni las del lugar más recóndito de la Tierra, ni callamos ante la violación de mujeres, mucho menos ante la violencia física que se ejerza sobre ellas, como tampoco toleramos el abuso ni la discriminación ni el acoso.

Cristina de la Concha, 28 de febrero, 2006

 
     
     
     
   
  mujer y espacio: el mapa irregular, Lucina Kathman

 

 
     
     
  La lucha por los derechos de las mujeres: el 8 de marzo  
     
     
     
  Mujeres hoy  
     
     
     
  El feminismo ha elevado a públicos los cuestionamientos básicos del patriarcado, demostrando la decadencia de un modelo ideológico que está agotado. No obstante, las batallas por objetar la actual división del trabajo en función del género, la lucha por el derecho al aborto, la reivindicación de una enseñanza no sexista, de la igualdad en el acceso y la promoción en el empleo, la permanente denuncia de las agresiones a mujeres, la constante puesta en evidencia de una hipócrita moral sexual, sólo son líneas de trabajo que, de no ir más allá, podrían quedar en meras reformas de lo dado... Paca Aguilera Más...

 

 
     
     

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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