EN LA
SIERRA DE LAS NAVAJAS,
Por Gloria Valencia Vargas
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22.Feb.12 |
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Cerro de Las Navajas
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por
Cristina de la Concha
Los vestigios
arqueológicos del Cerro de las Navajas, rica mina de
obsidiana
La breve nota
“Las manos de Xiluén”
de hace unos días
llevó la memoria al Cerro de las Navajas, a la escultura
y el labrado de piedra. La escultura es un arte que puede realizarse
con los dedos o cualquier otro instrumento para tallar
madera o piedra o bien mediante el moldeado para material
fundido, y también a golpe preciso, que fue prácticamente de las artes, la primera en
surgir cuando el ser humano se vio en la necesidad de
elaborar diferentes elementos y herramientas para su
sobrevivencia. |
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Así, Las Navajas, en el estado de Hidalgo, a unos
minutos de Tulancingo, fue uno de los centros más
importantes de abastecimiento de piedra de obsidiana
para el tallado de lanzas y herramientas cortantes y
para el desarrollo del arte en nuestro país, donde
estuvimos de visita.
A
3.000 metros de altura,
su
nombre original es Itzépetl del náhuatl -"itzetl",
obsidiana y "tepetl", cerro-,
se conoce como el Cerro
de las Navajas por sus vetas de piedra de obsidiana en
varias de sus tonalidades: negra, verde y jade o roja.
Su obsidiana es el producto del silicio que arrojó hace
millones de años la falla volcánica que ahí se encuentra
al hacer contacto con el barro. |
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La historia de México se refiere a este
lugar como el principal centro de abastecimiento de
obsidiana para el pueblo teotihuacano. Yacen ahí
vestigios arqueológicos de toltecas y aztecas
En aquellas épocas se producían puntas,
cuchillos y hachas para la guerra, pero también
utensilios de preparación de alimentos y de decoración e
incluso como medio curativo. Hoy se sigue extrayendo
obsidiana de estas minas y en la comunidad de Nopalillo
los artesanos se han especializado en la réplica de
lanzas y flechas indígenas.
Esta
piedra era conocida en épocas prehispánicas como la
piedra de los dioses. |
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Aquí, dentro del
"tiro" (Ricardo de la Concha). |
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Por el suelo, al
caminar por allí, en ese bosque de olor intenso, se
pueden observar trozos de obsidiana, su brillo entre la
maleza, donde están por montones. Estos amontonamientos
no son sino los lugares donde los antiguos artesanos
labraban la piedra y quedan allí como muestra
arqueológica del trabajo que se hacía en esa época.
El Cerro de las
Navajas se encuentra a unos 20 minutos de Tulancingo,
unos 15 minutos antes de llegar a Pachuca, en el
municipio de Epazoyucan.
Desde Tulancingo, se
pueden ver sus montañas que curiosamente se miran como
varios picos pequeños en fila e inmediatamente viene a
la imaginación "las navajas". |
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Aquí, entrando a un "tiro" que es la mina donde se excava la
piedra (Alexis de la Concha). |
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