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Al llegar nos recibe.
Después de cruzar su entrada entre dos torres almenadas, nos encontramos
con un portón sobre el cual se lee:
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Se dice también que fue fundada por el marqués de la Selva Nevada en
el año de 1603, pero un documento del Archivo General de la
Nación testifica que para 1716 era una hacienda de labor de riego y
temporal, propiedad de Pedro Márquez. Posteriormente fue propiedad
de los señores Torres Adalid, quienes la transformaron en una
hacienda pulquera. Por 1839, Madame Calderón de la Barca hizo una
visita a este lugar de la que dejó testimonio en sus cartas a su
familia en la ciudad de Boston.
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"Hay frente a la casa un claro espejo de agua, enorme y profundo
estanque, en el que se recoge el agua de las lluvias. Estos
jagüeyes, como se les llama, son muy frecuentes en México, donde los
ríos escasean y el uso de las máquinas destinadas a elevar el agua
no se ha generalizado todavía. No hay aquí jardín, pero en el patio
se ven unos cuantos arbustos y algunas flores.
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En fecha posterior, la propiedad pasó a manos de los señores Fernández Castellot y don Agustín Olvera. Maximiliano de Habsburgo, entonces
Emperador de México, visitó la hacienda en su paso hacia la ciudad
de México.
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Don Arturo Guzmán comenzó a trabajar la hacienda como rancho
ganadero y lechero, el cual sería de gran importancia en la región;
obtuvo varios premios por sus ejemplares vacunos y el queso manchego
"Perucho" llegó a tener reconocimiento nacional.
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Gilberto Izurieta
el "Gilo" |
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Fotografía |
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A unos cuantos kilómetros de Tulancingo, en la población de Jaltepec,
se encuentra el Rancho Alicia, antigua Hacienda de Tepenacasco. Su
nombre, de origen náhuatl, significa "Cerro de la Oreja". Se dice
que en este lugar, el rey de Texcoco se mandó construir una
guarnición de guerra en la cima de un pequeño cerro, para controlar
a los moradores de Tulancingo.
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"Esto es de una grandeza salvaje..." escribió. "... La casa se hallaba
completamente sola; ni un árbol en las cercanías. Detrás se levantan
grandes montañas y, en todo el contorno, hasta donde puede alcanzar
la vista, sólo anchas llanuras por donde viene el viento fresco,
silbando, un viento fresco y libre, sin nada que pueda impedir su
avance triunfal.
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"La casa por dentro es hermosa, con una capilla y un patio que a
veces sirve de "Plaza de Toros". Los cuartos están bien arreglados y
las paredes de la alcoba están cubiertas de un bonito papel tapiz
francés con escenas de la vida campestre suiza. Cuenta la hacienda
con grandes dependencias, establos para mulas y caballos, graneros
de sillería para el trigo y cebada, que con el pulque constituyen
los esquilmos de esta hacienda..."
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En 1962, don Arturo Guzmán Cruz adquirió la hacienda a la que dio
por nombre "Rancho Alicia", en honor a su esposa, la señora
Doña Alicia Zamora de Guzmán y por quien también nombró "Perucho" al
queso de su elaboración ya que ésa es la mote con que la llaman. |
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Ambos se dedicaron a arreglar la casa para hacerla lucir como una
verdadera hacienda, procurando hasta por el más mínimo detalle.
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El Sr.
Arturo Guzmán era un hombre que valoraba nuestras tradiciones y
gustaba de hacerlas destacar, en el patio y sus jardines, celebraba
sus fiestas familiares en las que la hacienda lucía todo su
esplendor, gozaba de lo mexicano, la charrería, la música, la
comida, pero, sobre todo, de agasajar a sus invitados.
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