Reflexiones acerca de la
exposición Trayectos: paisaje y memoria
Por Magno Fernandes dos Reis
-
caferelax57@yahoo.com.mx
La cultura es la única forma de
impedir que el vacío siga ganando terreno. Efraín Bartolomé.
Discurso en el auditorio de la UTS en ocasión a la entrega del
reconocimiento municipal por su labor como poeta este 26 de Julio
del 2010.
El arte de representar la expresión de
un alma tan grande va mucho más allá de la imitación de la bella
naturaleza: el artista tenía que sentir la fuerza del espíritu en él
mismo, la cual le imprimía a su mármol. Johann Joachim Winckelmann
Basura o arte contemporáneo. Fragmentos de la historia de San
Cristóbal son transformados en Basura. ¿Que diferencia hay entre
los fragmentos de la historia y las obras en la exposición
Trayectos – paisaje y memoria?
La
muestra de arte es una trampa del lenguaje. Según la periodista
cultural Sara Regalado, del periódico “Cuarto Poder” la exposición
“Trayectos: paisaje y memoria”, en Chiapas “es un vistazo a
la memoria, a los recuerdos de décadas pasadas o incluso a nuestro
origen prehispánico, en las obras de Paula Santiago”. Ante la
invitación de Sara Regalado resta al espectador y al coleccionista
de arte, encontrar los signos de la cultura prehispánica en las
obras de los artistas que se ajustaran a la Colección FEMSA. ¿Pero
por qué el arte local no se ajusta a la colección de FEMSA? Esta
exposición no plantea relación entre el arte chiapaneco y el arte
latinoamericano porque la forma y el lenguaje que se opera en el
centro son diferentes del lenguaje local. Creo que el artista
chiapaneco es rechazado por los empresarios coleccionistas porque
manipula elementos populares, y expresiones de las lenguas mayas y
zoques donde se reconocen signos de la cultura prehispánica. Los
artistas locales acercan la ciudad moderna a las ciudades
prehispánicas porque nutren su obra con elementos de la cultura
maya. David Alfaro Siqueiros publica en Vida Americana,
revista editada en Barcelona en 1921, los Tres Mandamientos de
Orientación Actual de los Pintores y Escultores de la Nueva
Generación Americana. Siqueiros propone el retorno a las ciudades
prehispánicas afirmando que “la comprensión del admirable fondo
humano del arte africano y del arte primitivo en general da
orientación clara y profunda a las artes plásticas perdidas por
cuatro siglos en el obscuro camino del error: Aproximándonos a las
obras de los antiguos habitantes de nuestros valles, los pintores y
escultores indígenas (mayas, aztecas, incas).
Los
cambios en las artes visuales del fin del siglo XX pueden ser
entendidos como una alteración de la relación entre el pasado, el
presente y el futuro. Dicha relación es problemática desde las
ciudades mayas (Palenque, Yaxilan, Bonampak etc.) ya que el futuro
del arte chiapaneco es más incierto el de las grandes metrópolis
porque los artistas chipanecos piensan a partir de las “fracturas de
la memoria” provocadas por la decadencia de los imperios
prehispánicos, por la colonización, por las dictaduras y por los
traumas. La memoria fracturada, la forma de repensar el tiempo y la
sensación de amnesia del presente son materias trabajadas por los
artistas chiapanecos. ¿Cuál es la similitud entre la escultura
tallada en piedra por Sebastián Santiz y los zapatos de Sandra
Cabriada? No hay similitud, porque en el estado de Chiapas, hay
diferentes espacios traspasados por la relación fracturada entre el
pasado, presente y futuro. La obsesión de los artistas descendentes
de los mayas con la memoria reformula la relación del espectador con
un espacio cargado de historia o, parafraseando a Pierre Noria, las
piedras son lugares de la memoria. El artista chiapaneco propone una
nueva geografía articulando un nuevo modelo, el tiempo y el
espacio.
¿ Lo que
representa estos zapatos para el público chiapaneco?
Uno de
los conflictos en el arte chiapaneco arranca del enfrentamiento
entre lo urbano y lo prehispánico –tal como los modelos arrogantes
que el espectador podrá admirar en la exposición Trayectos:
paisaje y memoria (Centro Cultural Jaime Sabines de Tuxtla
Gutiérrez) y las sumisas versiones o las desvergonzadas
apropiaciones de elementos populares. Los desafíos que los
artistas chiapanecos le hacen a los curadores y directores de
instituciones publicas se resumen en la necesidad de que dichos
espacios sean transformado en espacios donde se encuentren y
dialoguen las obras consideradas por Marvin Lorena Arriaga Córdova
(directora del Consejo Estatal para las Culturas y las Artes) como
más representativa de Latinoamérica; se encuentren y dialoguen las
heterogéneas memorias del chiapaneco y las diversas temporalidades
del mundo. ¿Memoria o legitimación? Ayer, (26 de julio de 2010)
quise captar con una cámara fotográfica sencilla contenidos
históricos en fragmentos de la fachada de una casa que se desmoronó
en la calle Crescencio Rosas, en el centro histórico de San
Cristóbal de las Casas. Los fragmentos de la fachada fueron
transformados en basura porque a ningún artista se le ocurrió
recuperar el contenido histórico del adobe. Las obras que componen
la exposición cumplen la función de “capital simbólico” de los
grupos financieros de la Femsa (empresa
fabricante de productos de
consumo en América Latina, con operaciones en
nueve países). Para este grupo, el arte no es un valor y sí una
carta de acceso a otro tipo de bienes simbólicos. A partir de la
exposición, podemos analizar el problema planteado por el
coleccionista a los artistas periféricos respecto a la legitimación
de sus obras en el ámbito global. Para ser coherentes, tendríamos
que preguntarnos, pues, ¿qué características tienen las exposiciones
como actos legitimadores del arte a partir de centros hegemónicos
perfectamente coordinados por las empresas?
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