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El arte del performance

Conversando con Jorge Tamatz Juanes

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Después de la protesta de Jorge Tamatz Juanes en contra de las represivas convocatorias a diversos festivales de performance, calificándolas como “llenas de castraciones a la imaginación”, conversamos con él sobre el arte del "performance", ese arte raro para muchos, del que se sabe poco, si bien lo hemos visto alguna vez o escuchado, muchos ni siquiera eso, pero del que aun sabiendo un poco, nos provoca una especie de resistencia a quienes trabajamos con la lengua y con otros idiomas pues la palabra, como extranjera, no nos dice nada, y si nos dirigimos a su traducción no es del todo comprensible -performance, desempeño- (apareció, hará poco más de una década, en los medios de comunicación con el símbolo de patente junto a la marca de un automóvil dando una connotación extraña y, para aquellos que conocían la lengua de la que procedía, improcedente ­-“desempeño”- y hacía aflorar la pregunta ¿es posible registrarla como marca?).

Jorge Tamatz Juanes nos comentó:

En efecto, mucha gente en México desconoce de qué se trata esta disciplina artística, así como ignoran que incluye otras artes alternativas como el video digital, la internet art, la animación 3d, la instalación, la música electrónica.

Esto por falta de información y porque las instituciones culturales promueven sobre todo la pintura en el ámbito de las artes plásticas y el teatro en el de las escénicas.

En los medios masivos de comunicación la presencia de las artes alternativas  es casi nula.

Se tiene una idea muy borrosa de en qué consisten y se consideran artes mal hechas, violentas, sin estructura, amateurs, etc. más por prejuicios e ignorancia que por hechos de facto.

Incluso es difícil en el país encontrar cursos, pláticas o  talleres que traten del tema, pues es un  tabú en las universidades y academias y para encontrar información tenemos que remitirnos a la internet o a ciertas bibliotecas.

En la ciudad de México, por ejemplo, se ha adaptado el termino performance, en tono de burla,  cuando alguien se enerva  y hace un “oso”. Entonces se dice que fulano hizo su performance, desconociendo que es un arte bien fundamentado, con una historia profunda y propositiva.

De performance, “desempeño” en idioma inglés, podemos entender, entonces, que es algo que está en realización, cuyo arte radica exactamente en lo que se está haciendo en el momento.

Y más aun, Jorge Tamatz se extendió sobre el tema:

El performance o, en español, arte de acción (la palabra performance se deriva del termino francés parfornuir que significa realizar o completar un proceso) se ha desarrollado experimentando diversas temáticas abiertas, aunque a veces  resulten espinosas, pues se trata de un medio de expresión permisivo y sin limites fijos.

Muchos de los artistas y movimientos  más  influyentes del siglo pasado y éste, pasaron en algún momento de su proceso  creativo por el arte de acción, pues buscaban alternativas de expresión distintas ante las limitaciones de las formas de arte más establecidas y llevaron su expresión directo al público.

Podría citar a algunos de ellos como Salvador Dalí, Alejandro Jodorowsky, Marcel Duchamp, Artaud, Joseph Beuys, Bob Rauschenberg, Marilyn Manson, The Doors, entre otros.

Para empezar me gustaría marcar la diferencia entre performance y teatro. En el teatro tradicional occidental, el actor interpreta un personaje ajeno, por ejemplo, a Hamlet, sigue un guión sobre todo basado en la palabra y en una y otra función repite el mismo libreto y los mismos movimientos, como en una coreografía. El repetirse una y otra vez es el trabajo más aburrido del mundo y anula la espontaneidad en el arte.

En el performance no se interpreta, se es y se acciona.

El libre albedrío del accionista se revela: deja de fungir como una marioneta a manos de un director tirano para explorarse así mismo: explota sus límites físicos, capacidades, deseos y obsesiones y los plasma en una obra tangible, y muchas veces, ¿por qué no decirlo?, provocativa y obscena.

El arte de acción se relaciona con la experiencia y no con la imposición de una visión ajena a nuestra imaginación y las inquietudes personales mediadas por los límites y clichés del establishment o de la llamada alta cultura.

Es una arte de ruptura de esquemas cuyo origen son los rituales primitivos, étnicos.

Las celebraciones dionisíacas donde se rompían las barreras y todos eran partícipes de la ceremonia gastronómica, extática, sexual, iniciática y, a veces, el extremo de los ritos de dolor y sangre que traían la curación a la tribu, pues era una manera de entrar en otro estado de conciencia…  El performance podría verse como un ritual de paso donde se transforma la conciencia en la transición de un estado o status a otro nuevo.

El performance se trata, la mayoría de las veces, de un acto irrepetible, que sólo se puede llevar a cabo una vez, aunque esto sea un dogma relativo, pues hay performances que se han repetido en concepto pero los resultados finales nunca son iguales.

La creación de situaciones, el pánico, la simultaneidad, la violencia automática, del verse incluso invitado a interactuar y ser partícipe del desarrollo de la obra; la mezcla de elementos multimedia y de un arte total donde todas las disciplinas artísticas confluyan en una obra integral, es parte intrínseca del arte de acción.

El espacio y el tipo de público determinan el resultado del acto si se tiene el ímpetu de accionar: no es lo mismo actuar ante señoras recatadas que ante un personal  de punks y darketos o un grupo de chavos de secundaria que nada más van a echar desmadre.

En ese sentido los etnólogos posmodernos proponen que el antropólogo debe ser un performer: adaptarse a las circunstancias y situaciones específicas  del  tiempo y espacio donde labora para interactuar de manera más efectiva con la comunidad que estudia y poder lograr su objetivo.

Se puede hacer un performance en un autobús, en un juzgado, en un cementerio, en un subterráneo, en un estadio de futbol, debajo de un puente,  en una marcha, en una esquina… Es decir, se da un rompimiento de los espacios tradicionales del teatro y las relaciones que establece.

El tiempo no es determinante, se han hecho performances efímeros de cinco segundos y actos que duran una semana…

El performance se puede iniciar en cualquier momento rompiendo el estricto orden de la cotidianidad, transformando e intensificando el sentido del tiempo, a veces rebasando los marcos del dolor y de lo socialmente permitido, límites y censuras que no tienen cabida dentro del marco de la expresión de la diversidad humana.

Se pueden usar diferentes materiales dándoles un sentido distinto al cotidiano, por ejemplo: leche, pintura, harina o yeso, carne cruda. Huesos, esqueletos cráneos, frutos podridos, espagueti, fuego, excrementos, animales, cartón, flores, humo, crema de afeitar, gelatina, plástico, barro, sangre, basura, mangueras, agua, miel, pirotecnia… En este aspecto “matérico” se relaciona con las artes plásticas.

Se debe estar preparado a improvisar sobre el error, ya sea técnico, humano o de logística, un performance no puede interrumpirse…

Otro comentario, ya para finalizar, es que hay ciertos teóricos mal informados que dicen que el uso del cuerpo humano es indispensable en el desarrollo de una acción, pero me encargaré de refutar esa idea.

Porque hay performances donde los protagonistas son robots, animales y máquinas, como en el caso de la RSl Robotic Search Laboratory donde el elemento humano es reducido a un simple operador de motores, material bélico, máquinas que batallan destruyéndose y autodestruyéndose, o uno de Peter Kuttner donde los protagonistas eran dos osos en cautiverio que ingieren una sustancia alimenticia color verde. O incluso cuerpos-fantasma virtuales transmitidos por la internet que interactúan desde diversos puntos del orbe. O las intervenciones de Graziano Cecchini donde tiñó de rojo la fuente de Trevi en Roma de manera clandestina y soltó 5000 mil pelotas de colores en la plaza de España también en Roma ante los ojos estupefactos de los turistas, actos que bautiza como arte vandálico.