19.Sept.18
Carlos H. Vázquez
Ahí donde naufragan
los párpados en su concha
y rompen a llorar
ante la menor provocación
y pierden todo contacto con la realidad
y sueltan
las perlas de sus sueños
sobre la primera sequedad
sugerida
en alguna cancioncita de
playa distante.
Ahí donde se van haciendo
difusas
las fosas destas horas
frías
hay un saborcito al menos
a
dulce presente amargo eterno.
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La locura
y el ranismo
adoptan
la posición original,
la fetal.
Quizás
porque
en los locos
como en las ranas
haya pendiente
una nueva
transformación
interior siempre,
invisible a los ojos
de los productos
terminados.
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Nadie tiene esta saciedad,
pasando el kilómetro dos,
a una distancia en tantos
soles y postes y estrellas
abunda tanta soledad.
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