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19.May.18
Cómo
están las sombras,
después
del diluvio de luz.
Sus
apéndices, sus aguijones,
sus
alas, sus caparazones,
sus
pálidas almas damnificadas.
Las donaciones de
producción
artificial de penumbras
les fueron hurtadas
por sus gobernantes,
llevadas sus negritas de
papel,
debajo de montes de cal,
blanqueadas sus
historias,
sus huellas clandestinas.
Convalecientes,
encendidas
oscuridades,
se sostienen con el hilo,
con el resquicio de un
arcoiris,
uno al que hacen
pasar por sombra.
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Cuando se va alejando
peligrosamente de la adicción
del agua y el jabón
y el lavadero.
Cuando empieza a tratarse
de ir a profundidad,
dejar la comidilla
picante,
el olisqueo de otros
rabos;
cuando se trata de llevar
a algo mayor la
existencia,
que casi logras escapar
por el tobogán del
resumidero,
y por la espalda, te
alcanza
una
flecha envenenada.
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