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10.May.18
Dejo un remolino cósmico
en la arcilla, girando.
Nace ante mis ojos
el resplandor nuevo
de una constelación
hambrienta,
recién nacida, exige mi atención.
Echa chispas de llanto,
hace rebotar las tinieblas
ecuánimes de mis sienes.
Gira, devora mis mantras,
chupa mis racimos de lágrimas,
mi hierro, mi reserva natural
de hierbabuena, mi alma láctea.
Entonces,
me arroja inservible al descanso,
a mi reconstrucción onírica;
sigue girando.
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Alguien me lo dijo,
no recuerdo quién
pero fue bien dicho,
y cuando lo ignoro
se me vuelve el bicho,
ése del recuerdo,
del que no me acuerdo,
pero qué buen dicho.
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Rueda una pieza más
en la máquina tragacabezas,
ya no es lo mismo,
son tan frecuentes;
antes, sus diseñadores
bebían champaña
en cada ocasión.
Hoy, beben red bull,
para aguantar
largas jornadas.
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