I
Donde comienza toda esperanza
ajustaste una vez
(exactamente)
la medida de mi cuerpo
Al peso de tu voz.
Tal vez sigas ahora tan inmensa
como siempre. Como la viva
moneda rescatada
en la lentitud
de esta noche olvidada
en lo eterno.
Dónde estarás.
Estás y vas conmigo
por los desvaríos del planeta
saltando de la nada al paraíso.
VII
Hay que extender el alma
Y calcar la vida como si fuera un mapa.
Repasar los sueños
Con azul, con violeta, con negro y amarillo
En papel frágil de seda
Como mejor destino.
La noche sospecha vientos altos,
Vinos de lujuria convenida,
Certezas en el pecho de la luz.
Dulce ceniza.
Aquel amor de olvido de tan feliz memoria.
X
Una inicial tan sólo puede servir de nombre.
Lejos de la tierra prometida
hay una dulce sombra de zapatos
en el lugar donde no estás.
Doliéndome.
No tengo otra certeza
que esta: edificada
por el eje del corazón
que guarda
las dolencias reducidas del sueño.