Qué pena la
banalidad que me cayó encima cuando escribí "vanalidad",
me preguntaba ¿qué "vanalidad" habrá sido ésa?
¿la que cae cuando se escribe algo a toda prisa
olvidándose de la forma y de que escribir
incorrectamente ocasiona malos entendidos
-aunque se ocasionan aun con corrección-,
concentrándose únicamente en las ideas? ¿o
usando "vanalmente" la lengua en mi texto?
Aunque ya
corregido, la "vanalidad" me sigue dando vueltas
en la cabeza como me sucede cada vez que cometo
un error en el despiste, incluso sabiendo que es
facilísimo caer en estos errores -los que
escribimos y editamos lo sabemos- con revisión o
sin revisión y hasta en estos programas modernos
que presumen corregir y marcar errores pues,
además de que lo que marcan como incorrecto
puede ser 120% falso ya que carecen del criterio
y generalmente se refieren a algo distinto de lo
que uno quiere decir, motivo por el que no
presto mucha atención a sus soeces culebritas
rojas y verdes, son muy susceptibles de deshacer
las correcciones (las verdaderas) o de hacer
creer que ya está corregido un texto o de
guardar el documento antiguo encima del nuevo
corregido o de... infinidad de detalles de
minucia que la mente no alcanza a detectar;
obviamente, cosas que la antigua máquina de
escribir no hacía (ni hace) y que se suman a la
susceptibilidad humana de cometer errores
tipográficos, detalles que hoy día, aun con
todos estos más de veinte años tecleando en los
diferentes programas, no logro dominar
(infórmeme alguien si ya lo hizo y cómo)... me
he quejado amargamente, por años, sin éxito,
claro, de que los programas se
"actualizan" muy a menudo -o más bien, de que
los "modifican" porque no creo que cambiar el
nombre de un botón o de lugar sea propiamente
una actualización-, pues el ojo y la mente no
detectan con la rapidez de la "modernidad" los
cambios en los variados comandos que pueden
provocar error.
Así, errorizada,
me parece sentir que "vanalidad" va más de
acuerdo con la modernidad.