ALGUNAS VECES ALCANZO A OLVIDAR
poema de
Graciela Roque
que soy madre
que perdí un hijo
que busque un amor sosegado
que elegí un trabajo
como un trámite necesario
tuve que sepultar mi angustia y mi tristeza
deje correr los caballos de mi desolación
sin rumbo fijo hasta desgarrarse los tendones
hoy a mis cuarenta y cuatro años
algunas veces, en cualquier tarde
consigo mirar los rostros de los demás
con mis ojos de veinte años
siento el frio con mi piel de ocho años
oigo el ruido de los coches y los murmullos
con mis oídos de cuarenta y cuatro años
miro el movimiento de las personas, los perros y los coches
como un oleaje maravilloso en el que participo
sonrió al chofer que me da el paso
escucho a quien quiera hablarme
percibo la cadencia de esta sincronía de sucesos
y todos los actos son partos perfectos.
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