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De la poesía del colombiano Julio César Arciniegas
Profecía
De: Consumaciones
Nací sobre el borde de la revelación del agua,
muy próximo al milagro de la corriente pura,
del higo, la fruta temprana,
de la era del trigo y del maíz tostado,
de la arcilla porosa y la cebada verde.
Pero luego vi un agua repleta de ocasos,
de profecías untadas de aceite, las hojas caducas,
la voracidad del leño,
el pan crudo por dentro, la piedra seca,
la cosecha insípida, las vides ahumadas por el fuego,
suerte o acto de las que construyen su disolución,
el delirio de la herida,
los peces manchados de hollín,
los espectros del nuevo mundo, la lepra, la úlcera, la danza
estéril, la anemia o la sangre del débil, los defectos de las
entrañas y del ojo vivo, el suplicio del hombre a la vera del
albañal (contagio, ofensa, ademán profano) y su sueño temprano de
cloaca.
Fruto ciego
De: Abreviatura del árbol
Es el encantado de la desesperación,
el no amado.
Nadie debe respirar sin horóscopo
ni hablar de las manchas de los demonios
que fluyen de sus flores nocturnas.
Su sentido lo intima con el ángel alucinado
de la roca viva, el arrojado,
el de las visiones converso.
Monólogo del árbol
De: Abreviatura del árbol
Te hablo desde el radar de los significados. Es común oír en las
inmediaciones de la luz. A veces pienso que se han quebrado las
alturas y un león duerme incrustado en la palabra. Desde que los
vientos se extraviaron soñé una visión ebria. El huracán plagiaba
pueblos invisibles y los plantaba de pecho sin deseo definido.
Siento el esmero de los líquidos en fuga, a veces he abordado el
árbol invertido que borra la costumbre de escucharse. Bien sabes de
la estatura de su nostalgia.
Cuéntame del invierno, si ya empiezan a crecer los injertos sobre
las rocas de antaño.
Somos una forma sufriente, Dios sabe cuánto despliegue hemos
prometido y en su lugar una prosaica ayuda nos comunica y nos apaga.
Siempre amaremos la ruptura.
Piojos
De: Bestiario un día después
En tanto expandan los abismos
sorprendidos de ese sol
que se pondrá sobre los ángeles caídos
insensibles a las progenituras
o purismos con su sonido de apóstrofe
justo en los designios de ser libres
de pensar en sus fastidios
a una sangre que adoran
donde estará asegurado su reino de suciedad.
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Dos memorias
De: Consumaciones
Le pusieron alas ligeras, dos espacios abstractos, ojos abisales, una
forma de fresco abismo; lo vistieron de abatimientos, de vientre oscuro,
de acento, de glacial y de sombra. Le vendaron los ojos con dos noches y
dos memorias. Le dieron dos espadas, el libro de los muertos, un hábito
civil, más dos yemas que juran sobre una mujer de cansados huesos. Le
dieron ondulantes hologramas, y de estar asistido de un doble misterio
se sabe concebido por dos vientres.
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Ardilla
De: Bestiario un día después
Con su carne débil sobre los mástiles revolviéndose
a un tiempo.
Hija de la sombra del vacío,
de los desencadenamientos
de las memorias del árbol
entre aplazados aires,
mordisqueo lo escrito
en los pactos del comienzo,
por donde oye a través de una tierra invertida
la orden de desembarco.
Aún caían las extremidades de la ira cuando creó las monstruosas lianas
que conducen a la libertad.
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Julio César Arciniegas, en Perú, Condecorado con Medalla
de Oro por la Casa del Poeta Peruano |
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