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Las Leticias que el Decálogo lleva dentro, por Felipe Galván Rodríguez

 

 
   
   
   

 

 
   

 

 

 
Más de  
Leticia Herrera  
   

 

 

 

 

 

 
 

30.Sept.22.

 

 
 

Las Leticias que el Decálogo lleva dentro.

 

 

 

Cuando un autor-autora desarrolla una edición propia de su propuesta, suele suceder que la obra motivo del trabajo propiamente dicho sea llevada a un más allá de sí misma, a veces para bien, en otras no tanto. Desconozco la primera edición de este Decálogo de la envidia, realizado por la misma autora apenas ayer, en 2021, y esta segunda edición, de 2022, abre los ojos de mi atención desde la portada, donde Leheral presenta un sugerente dibujo de rostro femenino joven de finales del siglo pasado en el centro, abajo del crédito autoral y por arriba del atractivo, contundente y prometedor título de lo literariamente editado: Decálogo de la envidia. El gráfico con el rostro es una sorpresa. La firma Leheral parece ser de Leticia Herrera Álvarez, lo cual querría decir que la firmante del Decálogo… es la misma y nos presume, enriqueciendo la edición, su capacidad creadora plástica con cinco Dibujos… niñas que jugaban en el kiosco de Santa María la Rivera y…compañeras de la clase…

El corpus cuentístico, conformado por un más allá del portón y veinticuatro relatos bajo la denominación del título, nos desvela el tropo propuesto por quien escribe y edita. En términos rigoristas se señala que el Decálogo… no es tal y tendría que titularse como un vigesimocuatrólogo y sí, de la envidia. ¿Pero esto es un engaño? No. ya dije que es un tropo, con seguridad un tropo de ironía, donde se prometen diez, tal vez para que el lector no se sienta apabullado antes de iniciar, para dejar a la capacidad provocadora de catarsis el seguirse después de llegar a la decena prometida en el titulado. Ya verá quien inicie la aventura de lector que no únicamente cuestionará que el supuesto Decálogo… no esta tal, sino que después del cuento número veinticuatro, le reclamará a la responsable por no incluir más que los veinticuatro.

Proyectando un análisis a mayor profundidad, tal vez no exista mentira al contar diez, medida del titulado, quizá, y esto es solo hipótesis de trabajo posterior, son diez si concatenamos y unimos varios de los veinticuatro en grupos de envidias. En realidad diferentes envidias son causa de varias narraciones presentadas disgregadamente desde la perspectiva de una creadora madura, profunda, memoriosa, imaginativa y sensible; sobre todo exquisitamente sensible, que con el dominio de su oficio es capaz de conducir sensibilidades de lectores, escuchas, creadores de imágenes ambos por un delicioso juego de emotividades de aconteceres a un personaje que viaja desde las estalactitas que humedecen o anegan el pañal en el que debiera supuestamente descansar, hasta las sensaciones del primer beso de amor. Un viaje por la vida desde la cuna hasta el momento de iniciar la racionalización de los aconteceres de la existencia.

Ahora bien ¿quién es ese narrador? Capaz de abrirnos la puerta o prologar literariamente a la propuesta del supuesto Decálogo, aspecto atractivo e interesante. El narrador nunca es nombrado, o sea que no se desvela a sí mismo, lo que evidencia o sugiere evidenciar a Leticia Herrera Álvarez, la autora, como una propositora autobiográfica; y en verdad es una posibilidad, aunque no la única pues estas propuestas son ejercicios de memoria revueltos, con cucharón de sabiduría (eso que le dicen talento) literaria, en materia prima de imaginación para realizar un discurso. Es Leticia quien firma, pero la autora imaginó, ecualizó emociones, disparó a sensibilidades otras e inventó exactitudes artísticas; por tanto, el personaje narrador puede ser ella, una niña que conoció, un invento de su imaginación o el deseo de lo que pudo sucederle a ella u otra a la que Leticia Herrera Álvarez le dio voz.

Si usted gusta continuamos o, con alguien diferente, continúa usted esta plática posteriormente a que lea el Decálogo… compuesta de veinticuatro unidades antecedidas por un Más allá del portón que introduce o abre para prologar.

Galván Rodríguez

7 de septiembre de 2022

San Francisco, Calif.

 
     

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