BROTES DE PRIMAVERA
Del libro Nuestra Tierra gime y grita.

Aquí estoy bajo el aroma dulce
y penetrante de los jazmines
y las transparentes hojas del ciruelo,
donde el sol se funde.
Más allá la erguida mora
con sus hojas renacientes
reflejadas en mi ventana,
despidiendo el invierno;
el laurel sin detenerse en ningún lado,
eleva sus tupidas ramas
con ese verde impenetrable,
salpicado de amarillentas flores.
Más abajo los helechos,
¡chispiantes! serruchando el aire.
Ahora, el sol en mis mejillas
y los perfumados azahares
del limonero,
mientras otros helechos,
se trepan enmarañados,
buscando este cielo azul intenso,
alejado del mundo.
Trinos y gorjeos de pájaros,
vibran en el viento de las ramas
que los mecen y cobijan en sus nidos
construidos con tanto empeño,
acompasando la suave brisa,
con ese sonido inconfundible
del ciprés y la palmera
que se agitan y agigantan.
¡No necesito más nada!
En esta tarde tan apacible,
me siento en el aire
volando como una mariposa,
entre los árboles que flamean,
recorren mi cuerpo
y mis cielos pensantes.
¡Donde quiera!
Pintando esa paz,
que la naturaleza me trae
en esta primavera, que nace,
plantada en mi vientre.