A la deriva y a la mitad
del todo
Como gigantescos labios
cielo y
agua besan al sol
mis ojos saborean el
místico color mármoles celestes
revolotean llamaradas de
tonos dóciles
danzarinas excelsas emplumadas
Solo queda orbitar sobre
este paraíso
en esta consonancia de
poesía nomológica
sonidos reflexivos
desprenden del entorno
Aquí voy en este
atardecer
en las siluetas azules de
diminutos faros
—Yo a la deriva y a la
mitad del todo—
hotel donde las estrellas
son pólenes de mayo
—Posiblemente las cosas
fueron creadas de otra manera—
Del pantano cristalino
surge la savia
en constante revolotear de luces
nutrido campo celestial
abrazo ilimitado
pequeños filos de aliento
entre jagüeyes cósmicos
y terciopelos verdes de
montaña
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