de Miguel Soto Vázquez
No pareces cadáver
Nunca pensé en la muerte
como este día
cuando tus manos son lanzas
cóncavas vacías
Cómo duelen tus ojos
vacantes
la piel fresca
los cabellos plateados
cuerpo sin tintes de agonía
Nunca pensé en la muerte
confinada
el infortunio atravesó mis
ojos con tu cuerpo
no pareces cadáver
ni parece callada tu existencia
solo sé que tus manos
fueron palomas ceñidas por el vuelo
Quise gritarte para
resucitar de la propia desdicha
que atendieras cierto verso
en tus adentros
para revivir la pena
No hueles a muerto ni
a desdicha
¡Solo sé que la afonía
abrumó el oído!
¡Un silencio acongojó el
rostro de mi madre!
flores blancas sus
lágrimas
un féretro aparente vacío
y tanta Ave María llena de
gracia
en este desconsuelo
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