De la poesía de Rubén Fischer
Adicciones
II
Mi
deseo aflora
como un
hilo que pende del mundo
pues te
veo dormir y tu placidez es angelical
como si
no existieran las batallas cotidianas
Acaricio tu suave superficie que admiro interminable
en el
delite que configuran las yemas de mis dedos
que
intrépidas y afanosas recorren cuanto ofrece
tu
pacífica armonía
Te
sonrío y no me ves
porque
viajas por incógnitos paisajes
debatiendo sobre el silencio de las cosas
o
ahuyentando una hecatombe
de tus
sueños fluyen claves y corcheas
que dan
piruetas en consonantes
y
rítmicas melodías
que se
acompasarán en la eclosión
de
nuevos paraísos
Te
admiro en blanco y negro
cuando
la luz del amanecer
cae
sobre ti en fulgores inquietantes
tu
mirada se abre y
en un
segundo
tu
respiración y la mía se hacen una
y es el
momento en que regresas a mí
me
dices que me amas
y en un
frenético vaivén
se une
la tierra con la luna
y las estrellas
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