LUNA Y SU CANCIÓN DE CUNA
por Suyen Bolaños
Dejen amar a la mujer
caída,
Dejen al polvo su vital
calor,
Porque todo recobra nueva
vida,
Con la luz y el amor.
Víctor Hugo
Se
persigna una prostituta,
Reza por
el demonio
Que
encontró en la noche;
Él
encontró la mujer de sus sueños,
Encontró
un cuento perfecto, luz en su oscuridad,
El trazo
ideal disuelto en su lienzo.
Nació un
baile del fijo reflejo
Y una voz
que asoma al corazón en silencio,
No hubo
roces de carnes jugadas,
Ni
palabras obscenas de faenas indeseadas.
No hay
valores, ni méritos que exijan su comportamiento,
Esos
cultos principios solo los escuchó apresurada
En un
diálogo ameno del convulso mercado;
Esa misma
luna que hoy que se persigna,
Solo
conoció el amor
En el
gesto amable de un ser desconocido,
Que le
permitió la vida y la libertad de la lujuria.
Piensa
luna constante en el supuesto pecado,
Piensa en
los valores que un día había escuchado,
Sueña con
un mundo
En donde
el perdón le permita
Volver a
intentarlo,
Mientras
tanto vuelve la mirada asombrada
A su
demonio encontrado.
Ella
escoge un sueño
Para dejar
de mirarlo,
El da un
paso y se acerca a su lado,
La mira,
la roza y la besa…
Una noche
más Luna había pecado,
Una noche
más estuvo al alcance de lo privado,
Y mientras
camina con un desarreglo de vida,
Luna eleva
una plegaria conocida:
“También
espero ser tu hija todavía,
Espero
encontrar en cada cuerpo
La gota de
amor que tanto he buscado,
Amanecer
en una cama llena de sana alegría
Y si
acaso, de repente hace silencio,
Dejar de
tener el mismo precio...”
Luna
escogió un día una canción de cuna,
Le canta a
la vida y a los que le toco vivirla,
Luna
arrulla un Sol en sus brazos escarlatas,
El Sol
llora con amor, para no apartarse de su lado,
Luna le
canta otra canción de cuna y
Sintió que
el pecado de su alma se había marchado.
2000
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