NO SIEMPRE HAY UN REGRESO...
por Suyen Bolaños
El filo de una estocada
Culminó con la jornada,
Se vieron correr caballos,
Se escucharon gritos de dolor urgente,
Porque se cerraban definitivamente,
Los ojos ¡azul intenso! del supuesto vencedor-vencido,
Por el arduo trajín torero del fúnebre peldaño
recorrido.
El sonido del arribo de un barco gastado,
Se escuchaba a lo lejos de su puerto de entrada;
Y es que desde hacía muchos años
Acarreaba amores viejos y muebles por encargo.
Un aviador casi pierde la ruta
Pero el destino lo trajo de nuevo,
Anota en una hoja la travesía recorrida,
Y da gracias al Cielo por devolverle la vida.
¡Saltan alegres! el padre y el hijo
Hacia el primer encuentro del día,
Se escapan los muchos besos
Que se guardaron en el trabajo y en la guardería,
Y una madre observa en silencio, al padre y al hijo.
Vuelven a la tierra sus hijos
Como vuelve el cristiano frente al crucifijo,
Vuelve la carne a ser tierra
Como tierra se esconde tras las hendijas…
Todos los infértiles vuelven a la naturaleza,
Olvidados en las cordilleras del tiempo,
Todos, menos el poeta que trasciende
Y se inmortaliza en las cumbres de las mentes;
Porque el poeta sin plata sus sueños puede comprar,
Porque el poeta sin hadas puede su alma bien amar,
Le basta el silencio de la noche y el carmesí de sus
sueños,
Para vivir una nueva aventura, cada día,
Y ¡durar, durar!
No hay muerte para los sueños
Solo cambian de cuerpo material…
2000
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