Vivir
para encontrarlos
Soy Sonia en primera persona
Hace treinta y seis años
Que claudicar es imperdonable
Arrastro papeles amparos desamparos
Hábeas corpus declaraciones
Relatos confesiones
Busco nieto en desolación y en esperanza
Rastros debajo de la fuente
Donde hoy se multiplican las monedas
Antes allí celdas del tormento
Contradecían parábolas del Pastor Bueno
Busco en supuesta pulcritud hospitalaria
De Casa y Cuna
En hospital con insignia
Batallón cercano Dante
Soy en todas las que llegaron y se fueron
Esperando justa señoría
Que detenía causas y penas en mudos tribunales
Busqué de ciudad en ciudad
Tu viva vuelta
Porque había tocado en su vientre
Tu espesura
Reclamé frente a la rabiosa impunidad del general
Pedí frente a la impúdica complicidad del cardenal
Arrebaté días
Me senté en los bancos de las escuelas
A buscarte a vos y a los que como vos
Podían estar mezclados
Con nombres vulnerados
No viniste en recreos
En aromas de lápices perdidos
Ni en cáscaras de mandarinas
Tapando bebederos
Puse avisos en los diarios
Comparé fotos designios rotos
No supe de venganza en marcha
Pensar y penar
Viajes desaforados sin más armas
Que cartas y recursos
Pedir clemencias
Rebotar por ausencias
Decirle al escaso mundo del afuera
Toda esa urgente necesidad de traerlos a casa
A todas las puertas y ventanas
Perjurar inocencias deponer compromisos
Lealtad ideología
Arrojarlas lejos y clamar frente a la iglesia
A la catedral a la gruta
Pedir por favor en el socorro
En los trajes blindados de las monjas
Con la esperanza de hallar lo que no estaba
Clamé frente a la sórdida sombra uniformada
Pedí por ellos a la cómplice sotana
Y nada y nadie
No estaban
Podía ser en cordillera en sierra
En el borde del mar
En la panza de la montaña
Podrían estar allí purgando
Lo que otros creían incorrecto
Armas y luchas enterradas libros quemados
Ideas consignas desterradas
Me uní a ellas
Corrimos en manada en cardúmenes
En brazos tomados
Con nuestros vestidos floreados y tacones
Fuimos de frío
De lluvia de furioso verano
Con las patas de caballos armados
Arriadas sobre espaldas
Seguimos gritando
Frotando pañales con nombres y fechas
Encendí velas de pedir
Hornallas de cocinar
Carbones de asar
Fuegos de artificio para que reconocieran
Casa por casa villa por villa
Tiempos y templos
Llegué al primer peldaño
De la gris casa curia de palmera y seminario
Un secretario de negro y cuello blanco
Me dio por bienvenida
La enconada despedida
Su parda hostia se cayó a pedazos
Con clausura de los santos
Después nos fuimos acercando
Al borde de las fosas
Y en los huesos apretados
Nuestros hijos estallados
Buscamos en cañaverales montes campo llano
La salina también es campo santo
Por izquierda march
Salto a tierra
Fuego fusilen
Comunicado
Prevaricatos
Morfinas voladoras
Sobre mares y lagos
Fuimos reconociendo
El desastre y el despueble
Soy parte de reconocer
Y estremezco todavía
En el ciego paréntesis del tiempo
Soy Sonia Torres y todas las Abuelas
No hay tregua entre el sueño y el insomnio
Florecemos en cada muestra
En cada aparición
En toda espera
Tendrás mi mano
Que acarició su vientre y tu espesura.
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