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Con
el fin de festejar a los escritores participantes del 2º Encuentro
Latinoamericano de Escritores Tulancingo 2008 y la literatura, se
presentó esta muestra de la plástica de la región: Exposición del
maestro Jesús Mora y los artistas invitados Ricardo Castro y Fortino
Oliver, en la Galería de Arte del Centro Cultural Ricardo Garibay, del 8
al 22 de octubre.
El tema principal de esta exposición es el
paisaje de nuestra región, el paisaje quizás aparentemente común pero
inherente a nuestra cultura, que emerge o envuelve o respira todo lo que
vemos los que habitamos esta zona del centro de México, paisaje que
matiza lo que proyecta nuestra personalidad, que es parte de los
cinceles que esculpen nuestra apariencia, nuestro hablar, paisaje que
nos inspira a escribir o a pintar y que, aun cuando nuestros temas
artísticos no lo aborden, está implícito en nuestro trabajo.
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La geografía, como sujeto de la pintura, surge en forma tardía, y no es
sino hasta el siglo pasado que la civilización alcanza el refinamiento
del paisaje. Desde las pinturas rupestres hasta el renacimiento,
la naturaleza aparecía en las obras pictóricas generalmente sólo como
fondo de composición de otros temas y no como paisaje. Los dibujos
cartográficos de la antigüedad que hoy día son consideradas obras de
arte, se realizaron como estudio, como una necesidad, pues la humanidad
tardó mucho tiempo en descubrir la belleza, la estética del paisaje de
manera explícita, y, aunque se puede asegurar que la estética del
paisaje se disfrutara inconscientemente, el nacer en medio de un
paisaje, vivirlo en forma rutinaria pareció impedir al ser humano
contemplarlo para deleite a pesar de que su vida, nuestra vida depende
de él. |
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En el estudio de Jesús
Mora |
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El arte chino a partir del siglo V es el más antiguo en abordar
o descubrir el paisaje como tema pictórico muy
posiblemente como influencia del budismo, pero hasta el
siglo XV,
la pintura de paisajes se define ya como género en Europa, más
como una distracción que como contemplación estética, como
ventanas que podían representar alejar la atención del trabajo
diario, de las preocupaciones y las penurias sin considerar que
en realidad eso era contemplación estética, lo bello que sustrae
de lo penoso... En la pintura holandesa del siglo XVII, el
paisaje y las escenas de la vida cotidiana toman protagonismo,
los artistas captan un instante y lo perpetúan, surge el
plenairismo,
el deseo de capturar la inmediatez, y los pintores dejan sus
espacios cerrados para salir a pintar al aire libre, se impulsan
técnicas como la acuarela por plasmar el instante preciso. |
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Como objeto de interés social el paisaje
es más tardío aun, no es sino hasta el último tercio del siglo pasado
que se le pone atención al ver las grandes devastaciones, la forma en
que lo afecta la industria manejada con descuido o, más bien, sin posar
la atención en los daños que puede causar, y surge entonces el
movimiento ecológico. |
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No obstante la importancia del paisaje,
poco se reparó en él como deleite visual. Como necesidad humana, es un
aspecto tan arraigado a nosotros que lo destilamos en nuestra historia y
nuestra cultura, el desarrollo de las grandes guerras se vio influido
por el paisaje, los paisajes han sido un medio de poder y objeto de
conflicto, para cada uno de nosotros el paisaje con el que hemos vivido
desde que nacimos y los que hemos conocido alteran nuestros conceptos de
la vida, nacer en un país nórdico o en México marca enormes diferencias,
sentir la brisa del mar cada mañana o la niebla de la montaña modifica
nuestra percepción del mundo. Y aun con la escasa distancia entre el edo
de México y el de Hidalgo, por ejemplo, existen variantes culturales en
el estilo de expresarse, de vivir, o en el paisaje, imperceptibles para
muchos pero que enriquecen los intercambios como el del 2o Encuentro
Latinoamericano de Escritores dentro del que se enmarca esta exposición. |
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Cristina de la Concha
Tulancingo, Hgo., 8 de
octubre de 2008. |
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