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7.May.10 |
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En
Brasil
III JORNADA INTERNACIONAL DE MUJERES
ESCRITORAS
Cristina de la Concha,
representante de México en la III Jornada Internacional de Mujeres
Escritoras llevada a cabo en Brasil, recibió
el premio "Lyghia Fagundes
Telles".
Nada menos que Lyghia Fagundes
Telles,
la
escritora de máximo reconocimiento en Brasil, fue quien entregara
la presea a Cristina de la Concha,
el pasado 4 de mayo,
por su contribución a la educación a nivel local, nacional e
internacional.
En Sao Paolo, ciudad capital del quinto país más grande del mundo, Brasil,
sede, junto con Sao José do Rio Preto, de la III Jornada
Internacional de Mujeres Escritoras, tuvo lugar la entrega de este
importante premio con que se reconoce la labor de mujeres por la
cultura y la educación en Iberoamérica, premio otorgado con
el apoyo de la Secretaría General
Iberoamericana. En el auditorio del centro
cultural
SESC
(Serviço Social do Comercio de São Paulo), en Vila Mariana, Rua
Pelotas, en el centro de la ciudad de Sao Paulo,
ante
autoridades
y representantes del
Gobernador de la
Ciudad de São Paulo, el Exmo. Sr. Dr. Gilberto Kassab, la Exma. Sra.
Vice-Presidenta de São Paulo Alda Marco Antonio, el Exmo. Sr. Dr.
Calil Secretario Municipal de Cultura de São Paulo, Sr. Danilo dos
Santos de Miranda - Director Regional del centro SESC, Sra. Dra.
Dorina Nowill -Presidenta da la Fundación de los Ciegos, el
Presidente de la Academia Paulista de Letras, de la Academia
Riopretense de Letras e Cultura, de la UBE (Unión Brasileña de
Escritores)
se hizo
entrega de la presea.
Al final, De la Concha entregó a la exponente de la literatura
brasileña, la reciente edición de las obras completas de Elena
Ponitowska, "la obra de una gran escritora para otra gran
escritora", dijo.
Cristina de la Concha agradece: |
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º |
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Cristina de la Concha y Lygia
Fagundes. |
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"Muchas, muchísimas gracias.
Antes que nada, quiero agradecer
infinitamente a Isabel Ortega, la organizadora de esta III Jornada
Internacional de Mujeres Escritoras, le doy las gracias por la
oportunidad de traerme a este país, la oportunidad de tener este
premio, de compartir con las mujeres participantes, agradezco a
todas las autoridades y patrocinadores de Sao Paulo y Sao José do
Rio Preto, por este magnífico evento con que las mujeres tienen
oportunidad de reunir su obra y diferentes puntos de vista por una
mejor vida para las mujeres.
Me siento honradísima y esta palabra
es insignificante para expresar este sentir.
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Lygia Fagundes; la presea entregada, a
la izquierda.
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Estoy en Brasil, lo que no pensé ni
imaginé, y no sólo estoy en este país tan bello con su música, sus
cariocas, su energía, su futbol, su lengua, su hospitalidad, también
me hacen entrega de esto que es para mí inmerecido y lo recibo de
las manos nada menos que de su escritora de mayor reconocimiento,
Lygia Fagundes, lo que me honra sobre manera. Y siendo el verde el
color que está en toda su ficción, decidí usar hoy este color,
esperando que ésta no fuera una ficción o quizás, más bien,
deseándolo por reducir el nerviosismo y esta abrumadora emoción.
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Debo decir que lo que yo he hecho ha
sido poco realmente. Este premio es inmerecido porque no he logrado
todo lo que me he propuesto, pero es un gran aliento para mí para
continuar en esta tarea que se hace ardua cuando dentro de la
sociedad vemos gente en cuya visión sólo existe el trabajo
costo-beneficio económico, que cuestiona terriblemente las
actividades que no producen dinero, que cuestiona la cultura y cuyo
interés, lógicamente, está en la conservación de la ignorancia como
medio de enriquecimiento, gente que ha fincado su vida en el
individualismo negándose a admitir que el país sólo mejorará a
través del trabajo en conjunto de los mexicanos, que el planeta sólo
perdurará a través del trabajo en conjunto de sus habitantes, que
necesitamos cultura, que la cultura y la educación son la puerta de
salida a los problemas que agobian a mi país.
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A la vez este premio me hace sentir
pequeñita frente a su carácter de internacional siendo yo una
insignificante promotora y escritora tulancinguense,
empequeñezco junto a estas grandes mujeres, frente a todos los
brasileños. Este premio es un compromiso muy serio que hoy adquiero,
un compromiso por llegar a sentirme merecedora de él. Es un
compromiso con Isabel Ortega, al ver su labor por la mujer y por la
cultura y su loable organización, es un compromiso con todas
ustedes, mujeres aquí presentes, con la mujer hispanoamericana, con
Brasil y Latinoamérica, este premio me obliga a iniciar nuevos
proyectos por la mujer, por mi sociedad mexicana, por mi estado de
Hidalgo, y es un compromiso no sólo con la cultura, me compromete
con la literatura, con Lygia Fagundes, compromete mi quehacer
literario, me compromete a buscar llegar estar a su altura algún
día.
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Quiero decir a todos ustedes que yo no
soy si no fueran otras personas conmigo, que este premio es no sólo mío sino
también de todas las compañeras y compañeros promotores que en mi
país están trabajando arduamente por la cultura y la lectura, en
particular en la provincia donde es más difícil sembrar y cosechar,
este premio es también de otros que han colaborado conmigo, porque
el trabajo no se hace solo.
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Yo no soy si no fueran otros conmigo,
y aquí estamos muchos, a todos los cuales quisiera mencionar pero la
lista es larga, me limito a decir que quiero compartir este premio
con todos ellos, autoridades, colaboradores, miembros de las
asociaciones y grupos a los que pertenezco y patrocinadores.
Y sólo
menciono a tres personas.
Quiero hacer un reconocimiento
especial al poeta y promotor cultural chileno Dinko Pavlov, quien
desde el sur sur del continente, en Punta Arenas, fuera quien
concibiera el Monumento al Escritor Latinoamericano que instalamos en
Tulancingo en 2007, y ahora, lamentablemente, lo ha desahuciado la
medicina tradicional. Para Dinko Pavlov y hasta Punta Arenas va lo que
le corresponde de este premio junto con mis mejores deseos.
La segunda persona es la más
importante de mi vida y ha sido mi inspiración: mi hija.
Y la tercera persona es mi padre que ha estado siempre conmigo y a
él quiero dedicar este premio, por el apoyo que ha sido para mí en
la realización de mis actividades culturales, no sólo moral sino
económicamente, recibiendo en su casa a artistas y poetas,
ofreciendo su hospitalidad, aportando a la cultura. A él, siempre muy él, a
su ahínco, su tenacidad, su energía, hombre muy trabajador a quien vi en la infancia poner pie en la madrugada y realizar jornadas de
dieciocho horas al día, a él dedico este premio porque él me enseñó
el valor del trabajo.
Gracias. Este premio me hace comprobar
una vez más que no me equivoqué al elegir este camino.
Gracias, Lygia Fagundes.
Gracias, Isabel Ortega.
Gracias, mujeres de
Hispanoamérica.
¡Gracias, Brasil!
Muchas muchísimas gracias,
Cristina de la Concha
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