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Homenaje al
hidalguense Gonzalo Martré en Bellas Artes
Gonzalo Martré
Hidalgo
Roberto López Moreno
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De Roberto
López Moreno:
LOS SÍMBOLOS TRANSPARENTES
Gonzalo Martré
Esta terrible soledad;
este terrible silencio en medio del estruendo
requería cronista, pero un cronista leal que
desentrañara el significado de los hechos, sin más
compromiso que el de su verdad, que el de la ira
justiciera frente a la monumentalidad del crimen. Se
requería de un cronista que más que atender a las
veleidades que requiere el best-séller —conocemos
algunos sobre el tema— tuviera la pasión real que
diera voz a los masacrados, a los que murieron del
cuerpo y a muchos miles que murieron del alma.
Desde hace mucho
tiempo he venido sosteniendo que uno de los libros
más importantes que se avocó a los requerimientos de
esa crónica fue Los símbolos transparentes,
de Gonzalo Martré, que se iniciaba, en su primera
edición con un epígrafe de Octavio Paz; en edición
posterior ya a cargo de la editorial Claves
latinoamericanas, el epígrafe se había cambiado por
un fragmento poético de Juan Bautista Villaseca, y
en edición más reciente vuelve a cambiar su
epígrafe para aquel inicial de Paz. Yo pienso que en
entera justicia esta vez se debieron haber sumado
los dos pensamientos.
Pero esto ya es otra
cosa, el asunto es que Los símbolos transparentes,
contiene entre sus páginas —y eso es lo que quiero
asentar ahora— una carga de verdad y cólera que
mucho beneficio hará a las nuevas generaciones que
quieran saber de manera fidedigna —hasta donde una
novela se puede comprometer— acerca de una de las
páginas más dolorosas de nuestra historia
contemporánea.
Dos de octubre no se
olvida es la consigna que desde aquel fatídico 68 se
viene gritando en las calles y en las conciencias
hasta la fecha. Y no es sólo ese terrible día lo que
debe guardarse en la memoria como una lección
permanente, sino todo el compás temporal que abarcó
el movimiento estudiantil. Por ello, libros como Los
símbolos transparentes, juegan un papel
importante dentro de la integración de la sociedad
actual.
No obstante su
importancia, Los símbolos transparentes, ha
sufrido de ciertas desatenciones ¿por qué?, sería la
pregunta, provocando la respuesta obvia por parte de
la crítica especializada, parte de los historiadores
de nuestras letras.
Es necesario apuntar que la inmoral
crítica que padecemos no ha hecho esto solamente con
el libro de Martré, sino que constituye una práctica
constante frente a todo lo honesto que se da en el
país, porque por honesto es cuestionador.
No se trata de
lamentaciones, ni siquiera eso merece la crítica
corrupta que padecemos, se trata más bien de
advertir a las generaciones en formación acerca de
los muros de silencio con los que tendrán que
enfrentarse si se deciden por los caminos de la
honradez. Por lo pronto, concluiré con la afirmación
de que existe un documento literario que nos da la
visión tremante de lo que fueron los acontecimientos
del 68, Los símbolos transparentes, de
Gonzalo Martré. Tenemos una crónica viva, a 50 años
más viva que nunca, y que mientras hechos como éste
sean así, contra viento y crítica, seguirá viviendo
la historia contemporánea de este país.
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