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Ignacio Rodríguez Galván
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¿Será Rodríguez Galván
tan importante?, pues, nada más y nada menos, fue
uno de los fundadores de las letras mexicanas en
aquel salón donde se reunían Guillermo Prieto,
Ignacio Manuel Altamirano, Andrés Quintana Roo,
Ignacio Ramírez el Nigromante, entre otros grandes
que hoy tienen su nombre con letras de oro en el
Palacio Nacional, con la excepción de nuestro poeta.
Aún luce el
teatro del pueblo ubicado en Venezuela 72 del Centro
Histórico de la Ciudad de México, su nombre; en
Cuba, el nombre de su amigo, consejero al grado de
considerarlo hermano, el poeta José María Heredia,
se ostenta en un teatro nacional, en Santiago de Cuba,
ciudad donde nació Heredia, así como en la avenida
principal, y hay varios monumentos que recuerdan su paso por
nuestra historia, pero Rodríguez Galván apenas es
reconocido con su nombre en
una pequeña calle en Tizayuca, a unos pasos de
donde
nació. Asimismo, da su nombre a una pléyade de
escuelas, dos en Campeche, una en el estado de
México, una en el D.F. y otra en Tizayuca.
Por falta
de investigación, se han confundido en la fecha de
su natalicio, en algunos libros aparece como nacido
el 12 de marzo, y el mismo Marco Antonio Campos dice que nació el 23 de abril, pero en su fe de
bautismo de la iglesia del entonces San Salvador
Tizayuca aparece como bautizado a un día de nacido,
el 23 de marzo de 1816 por lo que la fecha correcta
es el 22 de marzo, diez años y un día después del natalicio
del Benemérito de las Américas, don Benito Pablo
Juárez García. Este acontecimiento siempre me ha
hecho pensar en que nacer bajo esa fecha ha
contribuido a su olvido, debido a estar bajo la
sombra de las celebraciones de nuestro prócer. Así
le pasó a Bram Stoker que murió el mismo día del
hundimiento del Titanic pasando desapercibida su
muerte, así le pasó a Ricardo Garibay que el día de
su fallecimiento se
anunció, en los periódicos locales, la muerte del león del
zoológico de Pachuca.
Este año, realizaremos el IV Festival Internacional de
la Cultura Rodríguez Galván - Heredia, en Tizayuca,
en dicha actividad, haremos la donación de un
cuadro con la imagen de nuestro poeta y entregaremos
la presea al mérito literario Ignacio Rodríguez
Galván.
En la administración
municipal pasada, se mandó a
hacer un busto de bronce, que se perdió y aún no se ha
podido localizar, pero que espero aparezca para
colocarlo en el centro de Tizayuca, en el siguiente
aniversario.
La muerte de Rodríguez se dio en el
momento en que por fin había vencido la miseria, con todo un arsenal de conocimientos autodidactas,
como idiomas, el latín, el italiano, francés de los
cuales logró realizar algunas traducciones. Se
destacó en la dramaturgia, novela, cuento y, por
supuesto, en la poesía, aunque se le ha conocido más
por sus poemas de corte nacionalista, cuenta con
poemas hondos y dolorosos, por no decir
desgarradores, que tienen cierto paralelismo con
otro contemporáneo, cinco años menor, pero nacido en
Francia, me refiero a Charles Baudelaire, como el
poema, “El Buitre” en relación con “A una Rapiña”, y
el “Ángel caído”, con “El Vampiro”, estos son apenas
dos ejemplos, de los muchos que hay. En su
navegación por el vapor rumbo a la Habana, de donde
tenía que partir a Venezuela, para ejercer su
encargo diplomático de jefe de la legación mexicana,
algo así como embajador en aquellos años, al cual,
nunca llegó. En el barco, escribe, “Adiós oh patria
mía”, uno de sus más hermosos poemas. En La Habana,
escribe un poema dedicado a su amigo, José Jacinto
Milanés, en el cual se queja de México y de su
política. José Jacinto le responde con otro poema.
Rodríguez Muere de fiebre amarilla o malaria,
después de arrojarse a la noche y sus excesos.
Agoniza en casa del patriarca de las letras cubanas,
Antonio Bachiller y Morales, quien le brindó la
cripta familiar para su sepultura. Cuatro años más
tarde, Payno, visita su tumba, le lleva flores, y
escribe, “México ha perdido a uno de sus más grandes
poetas, de no haber muerto tan joven, hubiera sido
el William Shakespeare de América”. Yo lo creo. Un
par de años después, un tsunami azota La Habana, y
el Cementerio General de la Espada es destruido. En
el 2009, escribí una conferencia que dicté en
Santiago de Cuba, "Ignacio Rodríguez Galván, un
acercamiento" que puede leerse en circulodepoesia.com. |
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