A Juan Gelman
A esa plaza a donde te fuiste a beber el viento
entre el violín hambriento que sueña a voces que es soguilla para el cielo
en donde se lee, escribe, y se sueña ser caminos de mares sin fin
anudo tus calzados a su puerta el estribillo de una canción
y escribo tus páginas de largometraje
en donde la noche ha tendido tu alcoba.
A esa misma plaza en cuyo jardín se encienden mis ojos
en otoños de hojas secas que vienen y van entre tu mar y el mío
zapatos hormigas, tierras y caminos como suaves pasteles
jaulas y vendas, recuerdos vívidos en cuyo primer día
ocurrió que la hermana mayor prepara tortillas
para ver correr los pies silbando en rutas y piedras
A esa plaza a donde te fuiste de pie,
en donde los dos seremos un trozo de madera
propiedad del mar y la cordillera
un brujo aborigen uniformado de blanco
paredes y muebles que se inclinan para un beso
voces quebradas en pecho y llanto
rugido del fondo de la tierra.
Tingo María, 16 de enero de 2014
Viendo a la gente andar
Juan Disante.
Viendo a la gente andar, ponerse el
traje,
el sombrero, la piel y la sonrisa,
comer sobre los platos dulcemente,
afanarse, correr, sufrir, dolerse,
todo por un poquito de paz y de alegría,
viendo a la gente, digo, no hay derecho
a castigarle el hueso y la esperanza,
a ensuciarle los cantos, a oscurecerle
el día,
…………………………………………………………viendo, sí,
cómo la gente llora en los rincones
más oscuros del alma y sin embargo
sabe reír y sabe andar derecho,
viendo a la gente, bueno, viéndola
tener hijos y esperar y siempre
creer que van a mejorar las cosas
y viéndola pelear por sus riñones,
…………………………………………….digo gente,
qué hermoso andar contigo
a descubrir la fuente de lo nuevo,
a arrancar la felicidad,
a traer el fruto sobre el lomo, hablar
familiarmente con el tiempo y saber
que acabaremos y de una buena vez por
ser dichosos,
qué hermoso, digo, gente, qué misterio
vivir tan castigado
………………………..y cantar y reír,
…………………………………………….¡qué asunto raro!